“La batalla de Ayacucho es la cumbre de la gloria americana, y la obra del General Sucre. La disposición de ella ha sido perfecta, y su ejecución divina”. Simón Bolívar.
Antonio José de Sucre ocupa un lugar determinado en la historia del continente. Su fama crece con el correr del tiempo, porque sus múltiples virtudes y los hechos gloriosos que verifico en bien de una importante porción humana, ultrajada por la monarquía española, lo han confirmado.
Sucre nació en el puerto de Cumaná el 3 de febrero de 1795; a los siete años perdió a su madre. A los 15 años, Sucre había iniciado sus estudios en la Academia de Ingeniería Militar y su padre era Comandante del Cuerpo de Nobles.
Húsares de Fernando VIII. En esos momentos se crea el primer Gobierno independiente de Venezuela. El joven Sucre, sus hermanos y su padre se integran al movimiento de las luchas de la independencia.
A los 16 años se desempeña en Margarita en el cargo de comandante de ingenieros. A los 17 años se halla en Barcelona, en calidad de comandante de la artillería.
A los 18 años bajo las órdenes del general Santiago Mariño, integra el grupo de republicanos conocido como los “libertadores de oriente” y participa en las operaciones para la liberación de aquella parte de Venezuela.
Como edecán del general Mariño, asiste a la conjunción de las fuerzas de oriente con las de occidente en los valles de Aragua. Ese año, su hermano Pedro fue fusilado en La Victoria por los realistas; y víctimas de José Tomás Boves mueren en Cumaná sus hermanos Vicente y Magdalena. No menos de 14 parientes inmediatos perecerán en la Guerra de Independencia.
A los 19 años, tras combatir bajo las órdenes del general José Francisco Bermúdez en Maturín, pasa a Margarita y escapando del general Pablo Morillo, sigue a las Antillas y Cartagena. En diciembre está en Haití. Cuando regresaba después a Venezuela naufraga en el golfo de Paria.
A los 20 años, Mariño lo nombra jefe de su Estado Mayor y lo asciende a coronel. Este mismo jefe lo designa dos años después, comandante de la provincia de Cumaná. Ese año, después del Congreso de Cariaco (8 mayo) desconoce la actuación de dicho cuerpo y autoridad de Mariño y se traslada a Guayana, donde se pone bajo las órdenes de Simón Bolívar.
A sus 22 años recibió de Bolívar la designación de gobernador de la Antigua Guayana y comandante general del Bajo Orinoco; y también el encargo de organizar un batallón con el nombre Orinoco.
Empezaba su carrera de gobierno en la cual desempeñaría todos los cargos de la Administración civil hasta presidente de la República en Bolivia.
A sus 24 años, fue ascendido a general de brigada por el vicepresidente de Venezuela, Francisco Antonio Zea; grado que será ratificado por Bolívar el 16 de febrero de 1820. Viaja a las Antillas comisionado para adquirir material de guerra; misión que cumple con éxito. Ese mismo año desempeña, interinamente, la cartera de Guerra y Marina y es jefe titular del Estado Mayor General.
A sus 26 años en Bogotá, fue nombrado por Bolívar comandante del Ejército del Sur, en reemplazo del general Manuel Valdés; era la fuerza que, desde 1820, operaba en Popayán y Pasto. No recibió Sucre el cargo porque razones de índole estratégica y política hicieron que Bolívar anulase tal designación y le diese comisión para marchar a Guayaquil, libra la batalla de Pichincha, que conduce a la capitulación del mariscal realista Aymerich y la incorporación del
territorio ecuatoriano a la Gran Colombia.
En 1825, Bolívar redacta y publica su Resumen sucinto de la vida del General Sucre, único trabajo en su género realizado por el Padre de la Patria. Allí, no escatima elogios ante la hazaña culminante de su fiel lugarteniente: El General Sucre es el padre de Ayacucho, es el redentor de los hijos del Sol: es el que ha roto las cadenas con que envolvió Pizarro el Imperio de los Incas. “El Congreso del Perú le confiere el grado de Gran Mariscal de Ayacucho. A raíz de la victoria de Ayacucho, Sucre entra triunfante en el Cuzco y liberta después las provincias del Alto Perú.
Cuando va de vuelta a encontrarse con su familia en Quito, A sus 35 Años el mariscal Antonio José de Sucre es asesinado, a traición, en la montaña de Berruecos (sur de Colombia), el 4 de junio de 1830.
La vida de Antonio José de Sucre fue sin duda, un luchar continuo. Combatía contra las fallas humanas, contra los elementos, contra las distancias. Su preocupación por los servicios, por la eficiencia administrativa, llenó muchas horas de su vida. Fue indoblegable en su actitud vigilante por la probidad. Castigaba sin vacilar los crímenes, vicios y corruptelas, y sobre todo resaltan en Sucre los conceptos del patriotismo americano, del honor, de la gratitud y la lealtad. Ejemplo de Juventudes, Nuestro Gran Mariscal de Ayacucho! Que Vivan Los Patriotas!
Twitter: @ElisaulM
ELISAUL MARTÍNEZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios aparecerán luego de ser revisados