miércoles, 22 de junio de 2011

Amalio Solano/"El negocio de la cabilla"

Por: Amalio Solano
amasol-5@hotmail.com

Hay quienes opinan que es difícil acabar con la corrupción, pero si no se empieza cuanto antes a meter presos a todos y a todas aquellas personas que se les compruebe que están cometiendo este delito, entonces si es verdad que nunca se acabará. No hay que tener contemplación con ninguna persona cuando de aplicarle las leyes se trata, por apropiarse indebidamente de cosas que no le pertenece. El séptimo mandamiento de la ley de Dios dice: “No hurtarás”.

En Ciudad Guayana, desde hace tiempo se viene hablando de corrupción en las empresas básicas en especial en Sidor, pero nadie se atrevía a denunciar con contundencias a todas esas personas que le gustan agarrar lo que no les pertenece, y desde que José Luis Hernández fue elegido por los trabajadores para ser el presidente del Sindicato Único de los Trabajadores y sus Similares, (SUTISS), ha venido denunciando este flagelo de la corrupción.

Para ver el resultado de todas esas denuncias tuvieron que pasar dos largos años para que pudieran comprobar lo que siempre en el Portón Tres de la empresa, él venía denunciando sin ningún temor. Al fin fue escuchado por el alto Gobierno y han caído los peces grandes y pequeños; cayeron los que parecían intocables en esta empresa.

El negocio de la cabilla era un gran pulpo que sus tentáculos traspasaron las fronteras venezolanas y muchos peces engordaron mientras los trabajadores la producían quemándose las pestañas. Nadie esperaba que de sorpresa cayera la División de Inteligencia Militar (DIM), en la oficina del director Luis Velásquez, en Sidor, y fuera detenido. Este personaje es tan corrupto y dañino que debe ser despojado de todos los bienes y cuentas que posee, porque hacerse rico quitándole el pan a los que tienen que soportar alta temperatura en esos hornos de la siderúrgica fabricando acero las tres guardias, no merece estar fuera de los barrotes de una cárcel.

El presidente del sindicato SUTTIS, no se acobardó ante las amenazas de muerte a él y a sus compañeros por estas denuncias. A Luis Velásquez, director de comercialización, lo venían denunciando los trabajadores de las empresas donde antes había estado, por esto mismo, por corrupto. Pero en vez de encarcelarlo, lo premiaban con otro puesto y miren ahora lo que hizo en Sidor.

La pérdida de 40 gandolas cargadas con 30 ó más toneladas de cabillas, cómo es posible que se pierdan y nadie en su debido momento hizo nada ante las denuncias de José Luis Hernández. Fueron muchas las denuncias de corrupción contra Luis Velásquez, Paula Aular, los sindicalistas de la oposición, de sindicalistas que dicen ser chavistas y de los dueños de las contratas que desangran a la empresa. La investigación llevada a cabo por el DIM, ha dado buen resultado que ha sido sorprendente saber hasta donde iba a parar las cabillas.

Las empresas allanadas fueron: Sidor en Ciudad Guayan y las oficinas que tiene en Caracas, Orinoco Iron, Hierro San Félix y Maploca. Todas estas empresas han llevado a los investigadores por una ruta hasta Cúcuta en Colombia, destino final de la corrupción en cabilla.

En Rubio, estado Táchira, había un contacto. Su nombre Liliana, conocida ahora como “la reina de la cabilla” fue detenida y traída a Guayana para rendir declaraciones. Esto ha llevado a dar con el paradero de 400 toneladas de cabillas. También se comenta que Francisco Rangel Escobar, hijo del gobernador del estado Bolívar, Rangel Gómez, está involucrado en este negocio. Los periodistas al preguntarle al gobernador si esto es verdad, se mostró molesto y los mandó a que investigaran.

Los diez mandamientos de la ley de Dios son bien claros, pero es más fácil llenarse primero los ojos de codicia, hurtar los bienes ajenos y el dinero de los demás. Es por eso que vemos y sabemos de personas corruptas como los banqueros, los contratistas, los políticos, miembros de las iglesias (curas, obispos, cardenales, pastores evangélicos) que dejándose llevar por el deseo de tener más y más de lo que pueden tener con el dinero que se ganan honradamente, no controlan sus impulsos y caen el fango.

Todas las personas sea quien sea, que estén involucradas en acto de corrupción u otro delito, tienen que ser castigadas con todo el peso de la ley terrenal que Dios se encarga de aplicarles la ley celestial.

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