jueves, 14 de julio de 2011

Amalio Solano/"A un año sin ella"

Por: Amalio Solano
amasol-5@hotmail.com

El pasado 10 de julio se cumplió un año que dejamos de ver por las calles de Irapa a “Ingracia” o “Gacha” como también le decían. Se fue sin querer, dejando a un pueblo vacío sin su presencia en las aceras, y quedaron sus bolsas plásticas negras junto al poste del alumbrado eléctrico frente a la oficina de CANTV, en la calle Bolívar. Y allí, quedó su sangre; esa sangre roja inocente de toda su vida. Allí quedaron sus quejidos dolorosos, de los que nuca antes se quejó, porque nunca la vieron enferma.

Su vientre nunca supo de lo que fue pujar para traer al mundo un hijo, y nunca supo ella del llanto de un niño al despuntar la mañana, en medio de la madrugada o cuando el sol agotado decide marcharse para dar la bienvenida a la noche. Ella nunca supo calmar el llanto de un niño, pero fue amorosa y cariñosa al hablar; al saludar. Y su canto, su canto arrullaba como el de la madre a su hijo.

Gacha, cuan doloroso es saber que hoy duermes en el Campo Santo de tu tierra por culpa de aquel joven que consumido por las drogas, aquella mañana no tuvo más que hacer sino ensañarse contra ti clavándote sin compasión el cuchillo que poco antes había comprado.

¿Qué daño pudiste haberle hecho? Ninguno, de eso estamos seguro. Pero porqué tuvo que acabar con tu vida “Ángel de Irapa”, Loca de mi tierra, si nadie tiene el derecho de quitarle la vida a otro ser humano.

Tú llevabas todos tus años acuesta en tu espalda, como si fuera un castigo que la naturaleza te impusiera por no haber parido nunca. Y el peso de tus años te estaban doblando como obligándote a besar la tierra. Pero no Gacha, nada de castigo. Dios te tenía de regalo un siglo de vida y tal vez más para ti. Pero quién se podía imaginar que ese sería el último día que estuvieras en las calles de tu pueblo. Sólo él, ese joven consumido en las drogas no quiso verte más, por eso volcó toda su fuerza de hombre drogadicto contra tu inocencia. Y hasta allí llegaron tus días desde que viniste al mundo aquel lejano año de 1928.

La noticia de tu inesperada muerte, voló como ave desesperada en busca de auxilio. Tú sabes que te ayudaron en ese momento de tu angustia. Pero Gacha, no te pudieron salvar; fueron muchas las heridas en tu cuerpo que hicieron fluir tu sangre brotando a borbollón y enloquecida rodaba por la acera como un río sin cause.

Quienes te vieron en tu agonía te lloraron y los que no te vieron y se enteraron, también le brotaron las lágrimas. Gacha, hoy te recordamos a un año de tu ausencia. Muchas son las personas que han escrito como: Jhose Pablo quien publicó un escrito y tomé de allí esta frase, “Impresionante, cómo un mismo sentimiento pudo unir a cientos de almas”; María N.: “Fue un ser puro sin pecado alguno”; Malena: “Me hizo recordar parte de mi niñez” y Anatalis, quien no la conoció pero al enterarse de su muerte, “No paré de llorar”. Y pidió que le enviaran el nombre completo de “Gacha” para mandarle hacer una misa. Xavier fue otra de las personas que se interesó y pidió que le enviaran más información a cerca de ella para realizar un documental.

David Deosgracia Allen. Ese fue su nombre, pero pocos sabían que así se llamaba. Yo la conocí como “Ingracia” luego como “Gacha”. Así muchos la conocieron, hoy la extrañamos. Y poetas como Mateo Gómez, estampó para ella en vida sus décimas tituladas “La loca Engracia”, luego de su fallecimiento le agregó otras décimas; Rith Celis escribió: “La mujer eterna”; Pablo Romero le dedicó “La eterna caminante de Irapa”; Carlos Javier Marín le hizo una dedicatoria titulada: “Engracia de Dios”, Y quien le escribe le dedicó estando viva las poesías tituladas La loca Ingracia, Flor de atardecer y luego, Mataron a Gacha

Y la III cohorte de Licenciados de la Misión Sucre, le dedicó un mural en la pared de una casa cerca de la iglesia, allí estamparon la poesía titulada “Gacha, la eterna caminante”.

A un año sin ella, aún revolotea el sentimiento de las mujeres que desde la iglesia la llevaron en sus hombros hasta el cementerio. Y los hombres que también la cargaron sin dejar escapar sus lágrimas de la órbita de sus ojos, ahogaron sus llantos dentro de su pecho. Pero ellas, las mujeres, no pudieron aprisionar sus lágrimas en las rosas de sus pechos y esas lágrimas caían golpeando las calles mientras seguían las damas llevabando a “Gacha” hasta su última morada.

Ella fue un ícono en nuestro pueblo y seguirá siéndolo, por eso un grupo de cultores con el apoyo de los habitantes de Irapa, estamos pidiendo se le construya una plaza con su efigie. De esto hicimos del conocimiento a través de una carta a los concejales y al Alcalde en un derecho de palabra que nos concedieron el día miércoles 30 de marzo de 2011. Para ella seguiremos en la lucha de lograr se le construya una hermosa plaza con su efigie, y allá en el cementerio un monumento.

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