martes, 19 de julio de 2011

Yonny Galindo/"¡Coherencia, Presidente, coherencia!"

Por: Yonny Galindo Marín
yonnydg@gmail.com

Este domingo, Voluntad Popular hizo que la democracia entrara primero por su casa. La practicó en un ejercicio inédito en la historia política venezolana. Las instituciones se hicieron presentes, como debe ser en toda democracia: el CNE, el Plan República y los activistas que fueron a sus centros como coordinadores o miembros de mesa. Fue una jornada democrática, y en donde se demostró que se puede competir en el marco del respeto, la tolerancia y la inclusión.

Independientemente de la cantidad de electores que se movilizaron, y sin tener aún los números, las proyecciones indican que fue bastante considerable, la valía de todo esto no está en el contingente que se haya movilizado, sino en la calidad del acto en sí mismo.

En estas elecciones abiertas, más que lo cuantificable en votantes, es la calidad de ejercicio político que se ha testimoniado este pasado domingo. Sin duda alguna que este triunfo no es sólo para Leopoldo López y todo el equipo dirigencial nacional, regional, municipal y parroquial, sino que es un triunfo del país democrático que empieza a proyectar la ruta de lo que será una mejor Venezuela, en paz, progreso y prosperidad.

Una familia, con los platos sucios, la cocina grasienta y llena de residuos de comida, no puede andar criticando la limpieza y aseo de sus vecinos, claro que no. Dijo Jesús: “¿Y por qué te fijas en la pelusa que tiene tu hermano en un ojo, si no eres consciente de la viga que tienes en el tuyo?” (Lc 6, 41). Enseñanza del Evangelio que bien que le vale a nuestros políticos. La gente quiere de la familia política venezolana, más que discursos, criticaderas y confrontaciones, testimonios, ejercicios de vida pública y privada que se correspondan con la prédica que hagan.

Ese simple ejercicio de responsabilidad y honestidad es una buena forma para que los partidos empiecen a ganar credibilidad y para que los políticos sean más confiables ante sus electores.

Una nueva ética en la praxis política que se salga del manido maquiavelismo o de aquella estupidez de que en política dos más dos no son cuatro: pamplinas y estupideces de politiquito de oficio, para justificar cualquier conducta reñida con la ética y los valores del humanismo cristiano.

La política la tienen que practicar quienes buscan el bienestar y la paz de los seres humanos, en consecuencia hay que humanizarla y democratizarla; a ella hay que sacarla del estercolero donde bribones, arribistas y oportunistas, la han ubicado.

En ese sentido el ejercicio democrático que ha hecho Voluntad Popular es encomiable y de alta factura democrática que le imprime una nueva dinámica y ética a la actividad partidista en Venezuela.

Reivindicar esa noble actividad y colocarla al servicio de la gente es un reto que tienen que plantearse los viejos y nuevos partidos. Hacer de ella una forma de servicio al otro, al ciudadano, donde prive lo social y que sean humildes servidores del prójimo en las cosas más sencillas y pequeñas. Vuelvo con Jesús, como no hacerlo si es el gran maestro: “El que ha sido digno de confianza en cosas sin importancia, será digno de confianza también en las importantes; y el que no ha sido honrado en las cosas mínimas, tampoco será honrado en las cosas importantes” (Lc 16, 10). Ese tiene que ser el norte de toda actividad política: practicar la democracia y ser un activista social por los derechos de los demás, por muy pequeños que estos sean.

Si Voluntad Popular sigue en su avatar dando demostraciones de democracia y sentido social a la conducción política, estaremos, entonces, viendo en proyección lo que pretende construir: una mejor Venezuela.

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