lunes, 31 de octubre de 2011

Transición en Libia: Víctimas y victimarios

Por: Dr. Angel Rafael Lombardi Boscán
Director del Centro de Estudios Históricos de LUZ

La Historia de la Humanidad es una Historia de la Infamia (Borges dixit), y básicamente, su principal impulso: es el rencor. Es raro encontrar procesos históricos bajo el signo del virtuosismo y la decencia, lo usual es el aprovechamiento y la explotación de unos sobre otros, algo bastante cercano a una primitiva ley de la jungla donde el fuerte aplasta al débil. Igualmente es raro encontrar sistemas políticos justos donde se respete por igual la dignidad de las personas, sin importar su condición, calidad o nacimiento. Ante la supremacía del horror humano solo queda la desolación impune, el resquebrajamiento de la esperanza, y las ansias, por parte de las víctimas, de obtener algún tipo de reparación, en suma: la venganza como procedimiento curativo. Es bastante raro devolver bien por mal, y más extraño aún, el perdón y el olvido bajo una premisa de sinceridad genuina.

En “El Libro Verde” de Gadafi, todo el “poder” de esa sociedad beduina descansaba teóricamente en el pueblo libio sin intermediarios. Esa utopía, auténtica ensoñación encuadernada, devino en distopía bajo la férrea dictadura personalista impuesta por otro embaucador, de los tantos en que se nutre el “basurero de la Historia”. A lo largo de cuarenta y dos largos años el clan Gadafi y sus aliados reprimieron y aplastaron cualquier manifestación disidente. El odio acumulado por parte de los vencidos; la ira de los postrados junto a los anhelos libertarios crearon las condiciones para una revuelta armada en pos de acabar con el tirano.

Los llamados “rebeldes” hoy son triunfantes y se regodean con el trofeo de un Gadafi ajusticiado como un perro. Trágico y vergonzoso fin para alguien que consideró como ratas a sus propios adversarios internos. Todo en Libia se perdió. Nadie es capaz de responder por prácticamente nada. Los referentes del orden se hayan resquebrajados y la justicia se toma por vía libre, salvaje, y sin ninguna consideración hacia los partidarios del régimen caído.

El resentimiento mueve los hilos de la Historia, y ésta locura acerca de venganzas reiterativas y nuevas hegemonías hirientes conforman un desconcertante cuadro, y ponen en duda a los entusiastas partidarios acerca de una supuesta justicia histórica. Ni siquiera los “de abajo” logran redimirse derrotando a sus opresores directos. A la larga terminan ocupando las posiciones cimeras de sus odiados enemigos, y lo más lamentable, terminan imitándoles en sus peores comportamientos.

Comparto plenamente los juicios a los que llega Howard Zinn en torno a las víctimas y victimarios en los distintos capítulos de la historia humana. “A largo plazo, el opresor también es víctima. A corto plazo (y hasta ahora, la historia humana sólo ha consistido en plazos cortos), las victimas, desesperadas y marcadas por la cultura que les oprime, se ceban en otras víctimas”. En nombre del “interés común” o de expresiones como: “todo el poder para el pueblo”, quienes ocupan el poder sin contrapesos y abusan de los privilegios que éste genera, se han encargado de embaucar al ciudadano común, a la gente ordinaria. En Libia sólo se ha vivido otro capítulo más de esta desconcertante, y bastante usual, situación.

1 comentario:

Los comentarios aparecerán luego de ser revisados