Por: Amalio (Mayito) Solano
amasol-5@hotmail.com
En la vida todo se logra con el empeño que pone la persona para lograr la meta que se ha propuesto, pero Julio Borges, es una persona que después que mata el tigre, le teme al cuero. Digo esto porque recuerdo cuando él trabajó duro como precandidato para la presidencia subiendo las escaleras de los cerros con las personas que lo apoyaban, recorriendo las calles de Caracas y otras ciudades. Yo lo veía como un buen contendor político para el presidente Chávez.
Una mañana conversando con compañeros, les llegué a comentar que Julio Borges ha venido trabajando desde hace un año como precandidato y el hombre tiene seguidores. Pero sucedió lo inesperado. Llegó Manuel Rosales y tal vez con un arreglito entre buenos amigos, Borges le entregó todo el trabajo realizado al hombre que dejó varias anécdotas en su campaña electoral; perdió como candidato presidencial y hoy se encuentra prófugo de la justicia venezolana, por estar enredado en la administración pública como gobernador del Zulia.
Borges está empeñado en decir que el gobierno no trabaja, que con la entrega de las viviendas el presidente miente y que hay mil damnificados en refugios. No sólo mil, habrá más mientras la gente no tenga un techo digno y vivan a orilla de los ríos, quebradas y cerros; pero al menos están en un refugio donde los atienden con respeto y como debe tratarse a un ser humano.
Julio Borges no se da cuenta que el gobierno está trabajando. El sólo mira lo que le interesa como la pequeña falla que pueda tener el gobierno para estar hablando hierba seca. Yo le preguntaría ¿qué hubiese hecho él por estas personas damnificadas si hubiese sido presidente? ¿Por qué no escribe un artículo reconociendo que el gobierno le ha entregado apartamentos y casas dignas a las personas que con mucha paciencia han esperado la construcción de sus viviendas y hoy las están recibiendo?
El comandante Chávez fue claro con ellos y lo ha sido con todos. Les dijo que dentro de un año o dos todos tendrían sus viviendas mientras tanto se quedaban en los refugios dignos, pero para los cerros no regresarian. Y está cumpliendo, eso se llama palabra de hombre. Esto no lo ve Borges, él no ve la alegría de esas personas en sus nuevas casas y apartamentos equipados.
Este gobierno está lleno de sentimiento humano y de grandeza de país. Lo que ellos en la Cuarta República no pudieron hacer, porque los gringos les tenían, una venda con “bitumen” puesta en los ojos.
Julio Borges sigue matando tigre, pero temiéndole al cuero. Como político sólo se dedica a hablar hierba seca como las que dijo respecto a la venida de los presidentes para la cumbre de la CELAC. Este hablador dijo lo siguiente: “Vinieron a beber, a comer y a llevarse las manos llenas”.
En su rueda de prensa dominical señaló que hay escasez. Lo que no dijo es quien la produce. Que hay inseguridad, es cierto. Y siempre la ha habido, pero el gobierno ha puesto todo su empeño en llevarle seguridad al pueblo. Y lo que no dijo este hablador es que hay gobernadores que no colaboran con el Dibisi.
Qué fácil es ver la basura en el ojo del vecino, pero difícil es verse la propia. Por eso Julio Borges como político no va, porque después que mata el tigre, le teme al cuero y habla pura hierba seca.
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