Dr. Angel Rafael Lombardi Boscán
Director del Centro de Estudios Históricos de LUZ
No es ninguna tarea fácil establecer cuáles son las mejores películas en la Historia del Cine. Los gustos del público a lo largo del tiempo representan una disparidad de criterios difícil de consensuar. Aunque no hay duda que los llamados “clásicos”, aquellas películas intemporales ya cercanas al mito, conforman lo esencial del arte cinematográfico. Toda escogencia termina siendo personal y subjetiva, no obstante nos vamos a guiar por un baremo “mundial” de acuerdo a la lista de expertos y los gustos del público masivo.
“Ciudadano Kane” (1941) de Orson Welles. Incomprendida por muchos, es la película que encabeza la gran mayoría de los rankings entre los conocedores y expertos. Es una película fronteriza porque su propuesta revolucionaria partió en dos mitades la forma en que se venía entendiendo al cine.
“El Padrino” (1972) de Francis Ford Coppola. Inmortalizó a un camaleónico y convincente Marlon Brando, considerado como el mejor actor en toda la historia del Séptimo Arte. La historia de una familia italo-americana dentro del submundo de la mafia en la ciudad de Nueva York, se desenvuelve a lo largo de tres generaciones de una forma trepidante.
“Casablanca” (1942) de Michael Curtiz. Recrea la historia de amor imposible entre Humphrey Bogart e Ingrid Bergman dentro de los escenarios exóticos de un Marruecos en tiempos de la II Guerra Mundial.
“Lo que el viento se llevó” (1939) de Victor Fleming, George Cukor, Sam Wood. En su momento fue la película que se rodó con el presupuesto más exorbitante: 4.25 millones de dólares, para contar en clave romántica y épica los sucesos de la Guerra de Secesión (1861-1865) estadounidense. Inolvidable Clark Gable, en su enérgico papel de Rhett Butler al lado de la atractiva y caprichosa Scarlett O'Hara (Vivien Leigh).
“Luces de la Ciudad” (1931) de Charles Chaplin. ¿Quién podría olvidar al personaje romántico, idealista y emprendedor al que Chaplin dio vida? ¿Quién podría dejar de reír a carcajada tendida en la escena del boxeo? ¿Quién podría no emocionarse ante la escena final de la novia, anteriormente ciega, que inesperadamente, descubre a su benefactor?
No hay duda que la lista podría ampliarse con películas como: “Titanic” (1997) de James Cameron, el fenómeno taquillero más reciente, “La Ley del Silencio” (1954) de Elia Kazan, “Apocalypse Now” (1979) de Francis Ford Coppola, “2001: Una odisea del espacio” (1968) de Stanley Kubrick y “Rashomon” (1950) del gran director japonés Akira Kurosawa.
En nuestra lista provisional estamos dejando por fuera a muchas otras películas de iguales o superiores meritos, o aquellas que aún nos faltan por ver y disfrutar. Lo significativo es que usted pueda convertirse en un cinéfilo apasionado y fervoroso, aquel que es capaz de entregarse a un culto con evidentes reminiscencias mágicas y ritualistas. Un espectador inteligente capaz de explorar la aventura humana desde las imágenes en movimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios aparecerán luego de ser revisados