domingo, 29 de julio de 2012

Opinión: Matriz de opinión consolidada

Por: JOSE ISIDRO CORDERO
ventanapan2@yahoo.com

Los estudiosos de las Ciencias Sociales, sobre todos los inclinados a recorrer los aspectos comunicacionales, precisan que cuando una opinión -sobre un hecho sucedido o por suceder- se generaliza y toma campo en la conciencia popular, de manera que sus efectos se prevén como invariables en el tiempo, se ha consolidado una matriz. El punto básico en la consolidación de una matriz es su carácter irreversible. El proceso electoral venezolano actual comienza a dilucidarse teniendo como sostén la consolidación de la matriz de opinión de que Henrique Capriles Radonski gana los próximos comicios electorales del 7 de octubre; además, de que los gana por amplio margen.

Muchas son las señales, y con acción concomitante, sustentan en la masa popular el criterio de que Capriles tiene la primera opción de triunfo. Dos de esas señales pudiéramos ponerlas en sitio superior de análisis: Una, la demostración de lento desplazamiento que, a los efectos de la campaña electoral, está dando el candidato Hugo Chávez. Suponemos que su comando de campaña debe estar actuando bajo estado de frustración debido a que se encuentra limitado en las posibilidades de llevar adelante planes de campaña con exigencia de gran movilidad; por supuesto, se deben estar mirando con las manos atadas en la desilusionadora situación de un candidato reducido a cuatro paredes y haciendo uso sólo de micrófonos y cámaras de televisión, cuando, evidentemente, a la gente en este país le encanta tocar al líder en su constitución de carne y hueso. A la gente le fascina fotografiarse al lado de su líder, al cual puedan palpar y verle de cerca los ojos; Chávez está limitado para hacer eso, no por su condición de Presidente, sino por el apagamiento físico que lo acosa.

La otra señal, que el pueblo sopesa con precisión exacta, es el estado de pánico y desesperación en que han entrado Hugo Chávez y sus colaboradores de campaña electoral que, al fin y al cabo, en cierto modo también son sus colaboradores en el Gobierno y, por tanto, violadores, a ex profeso, de la Constitución Nacional al hacer uso de los recurso del Gobierno en favor de una parcialidad. En realidad, la desesperación se nota en actitudes como esa de no desperdiciar actos protocolares propios de la gestión de gobierno para inmiscuir temas de campaña electoral dirigidos a desprestigiar a los adversarios, y en la tendencia a lanzar trampa cazabobos que significan la endonada de ofrecimientos de obras y mecanismos de administración pública con realización a futuro, que bien pudo haberlas hecho en 14 años que lleva al frente del Gobierno.

La matriz de opinión de que Chávez pierde las elecciones, y que Capriles gana por amplio margen, ya no tiene vuelta a tras, haga o diga lo que quiera Chávez, aun cuando se comporte como refiere la anécdota de un candidato que, en campaña electoral, llegó a un pueblo y ofreció construir un puente y sus seguidores le gritaron: “¡Candidato, aquí no hay río! Su salida del atolladero fue de mayor genialidad, les dijo: “¡Entonces, le haremos el río!” Hay algo más, también de peso, que la gente tiene metido entre ceja y ceja, y es que Capriles gana y cobra.

BRISAS SUAVES
ADMINISTRAR CON SENTIDO sectario los recursos públicos, y bajo condiciones de tozudez, es lo más pernicioso que puede haber para un pueblo. El colega, sociólogo, Enrique Maestre, Gobernador de Sucre, parece que está empeñado en trasladar su aberrante fobia de sectarismo político que le tiene al sindicalista, Jesús Malavé, a todos los educadores (activos, jubilados y pensionados) al servicio del Ejecutivo Regional. Poniendo a un lado la irresponsabilidad de no haber hecho los apartados presupuestarios necesarios, Maestre se cosifica en la posición irrespetuosa de negarse a buscar los recursos para pagar a los educadores los beneficios contractuales, específicamente, el bono vacacional y recreacional. ¡Y pensar que se hacen llamar amigos del pueblo! Por ahí le vienen reclamos, manifestaciones y huelgas…

MIENTRAS CAPRILES pasó la semana metido entre el bullicio de gente, oyendo, diciendo, tocando, dejándose tocar, hablando poco, pero concreto y creíble, visitando extensos espacios territoriales y poniéndose en contacto con sus pueblos, como lo hizo en la zona de Paria (estado Sucre) este fin de semana, donde recibió indescriptibles manifestaciones de cariño y apoyo; Hugo Chávez sólo apareció en un acto público en la zona de El Valle (Caracas) presidiendo una caravana muy exigua, que tuvo como cuestión relevante el anuncio que hizo de pasar, en el futuro, el aeropuerto La Carlota para los espacios del Fuerte Tiuna y el terminal de La Bandera para otro lugar. La diferencia en el desempeño de campaña es notable. Por cierto que al concluir la caravana de Chávez hubo allí un altercado que arrojó dos muertos…

ME CUENTAN, yo no fui, que los actos de Capriles en Paria fueron estremecedores. Hasta un chavista confeso, que conozco en su militancia peseuvista rayana en el fanatismo (él es de El Paujil), me dijo que Capriles entusiasmo a Paria. Por cierto que mis informantes, todos de la línea de oposición, también me refirieron que la gente, a la par que coreaba el nombre de Capriles, con la misma intensidad gritaba: “¡Hernán, Hernán, Hernán gobernador!” Digo que si queremos triunfo, dejémosle a Dios algo del trabajo, pero la parte más dura y exigente hagámosla nosotros… SE DESPLIEGA una crítica porque entre la delegación venezolana que desfiló en la inauguración de los Juegos Olímpicos (Londres) iba Héctor Rodríguez, ministro de Deporte. ¿Qué de malo hay en ese gesto? El ministro Rodríguez, además de deportista, es entrenador y muy bien que hace al estar al lado de nuestros atletas…
USTED VOLVERA a leerme.

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