Opinión: Conciencia y tolerancia

De: Amalio (Mayito) Solano

¿Qué de malo tiene que los músicos, cantantes, deportistas o cultores expresen sus ideas políticas a favor de de Hugo Chávez Frías o de algún otro político de la oposición como lo hicieron en las pasada elecciones? ¿Qué de malo tiene que se vuelvan a expresar tanto los del oficialismo como los de la oposición?

En lo que a mí concierne no lo veo nada de mal. Esto sí es democracia en socialismo, en donde todos tenemos el derecho a expresarnos y de manifestar nuestra inclinación partidista como ya lo hicimos.

Desde hace tiempo vengo diciendo en mis artículos publicados que esta no es la Venezuela de ayer. Esta es otra Venezuela donde no existe la represión policial como antes por manifestar o no estar de acuerdo con el gobierno. Pero la juventud confunde libertad con libertinaje y ahí es donde está el problema. Esto lo saben los políticos de la oposición, pero a ellos les encanta que la juventud no lo sepa, para que salgan a manifestar dejándose llevar por una ola de rumores como sucedió después de las elecciones presidenciales de Octubre 2012. Los políticos quisieron sacarle provecho a esos rumores utilizando a la juventud que sin analizar las cosas se lanzan desde un barranco sin medir las consecuencias. Gracias a Dios no lo lograron y al final esos muchachos y muchachas entendieron que Hugo Chávez ganó y Henrique Capriles Randosky perdió.

Los integrantes de la oposición deben tener “conciencia y tolerancia” como lo dijo Antonio Álvarez “El potro”, pelotero venezolano de Las Águilas del Zulia, quien le hizo un llamado para que entiendan que lo pasado pasado y que deben tener calma para aceptar la realidad de lo vivido y respetar las ideas y creencias de las demás personas.

No puede ser posible que a este deportista y cantante, se burlen de él; lo maltraten verbalmente, lo piten, le tiren objetos y le griten los mismos fanáticos del equipo zuliano “que se ponche, que se ponche” (cosa ridícula de parte de los fanáticos); cuando éste sale al estadio al cajón de bateo, por el echo de apoyar al comandante Presidente. Respecto a esta actitud ningún político ha declarado para hacerle un llamado de conciencia a la fanaticada de la oposición (como tampoco nunca lo hizo Capriles en las campañas con sus lanzadores de golpes), para que tengan presente la ética, la moral y las buenas costumbres. Al parecer por momentos olvidan el deber que tienen de respetar a los demás como derecho tienen de que sean respetados.

¿Qué se puede esperar de nuestros niños cuando ven cosas como esa y como cuando los mismos peloteros se pelean en el estadio? El mal ejemplo se copia rápido y es una copia que un niño exactamente puede realizar si no es orientado por sus padres o representante.

En cuanto a la política “El potro” está bien claro. Tuvo una experiencia en la campaña presidencial que la catalogó como “increíble y fenomenal”. El es una persona segura al hablar y con una conciencia política que viene de una familia de izquierda y considera que es importante la autocrítica ya que va en función de las soluciones de los problemas de la población venezolana. A mediano, corto y largo plazo.

Ahora lo acusan de que recibe dinero del gobierno. El ha invitado a las personas que lo acusan a que lo denuncien ante la Fiscalía y con pruebas en las manos. El pide respeto como se respeta a los periodistas, artistas, locutores y a otros del medio artístico que se sabe que son de la oposición y son respetados por los afectos a Hugo Chávez.

Si de parte de la fanaticada siguen sin conciencia y sin tolerancia van a parar en la locura. Esto hará que los fanáticos del beisbol venezolano no acudan a los estadios, porque ya no verán el juego sino el desorden, la burla y pita de los fanáticos inconscientes. En estas condiciones ¿se puede llevar a los niños a ver un partido de beisbol? ¿Tiene “El Potro” que seguir calándose a estos fanáticos que se creen que tienen el derecho de ofender a los demás?

Todos tenemos el deber de respetar y el derecho de ser respetado. Tengamos conciencia de la realidad y seamos tolerante con nuestros semejantes.