Por: DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCÁN
DIRECTOR DEL CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE LUZ
Kafka, Ionesco y Calvino se quedan cortos ante lo que está ocurriendo en Venezuela: el triunfo de la anti-política, o también, del absurdo, que se decanta en tragedia histórica. “Si no resistimos hoy, mañana tendremos una dictadura completa, pero si lo hacemos conquistaremos la democracia en la que nacimos”, palabras de Vilcar Fernández, estudiante de la Operación Soberanía, que junto a otros 40, encadenados y valientes, le exigen al Gobierno: transparencia y verdad acerca de la enfermedad presidencial.
Este hibrido deforme entre democracia y dictadura, entre señales izquierdistas y fascistas, ha hecho de la ambigüedad una autentica virtud. Lo que es incapaz de disimulo es su aspiración totalitaria en imponer lo que eufemísticamente han denominado como “una nueva legalidad”.
Una nueva y bestial ofensiva sobreviene al país demócrata y civil. La zozobra es evidente y el nerviosismo indisimulado dentro de las filas gubernamentales. El Golpe de Estado es permanente y sofisticado, no hacen falta ni tanques ni fusiles, sino decretos y leyes habilitantes. Sólo basta erosionar a todos los poderes e instituciones mediante el soborno y la intervención; acallarlos y convertirlos en instrumentos dóciles del poder que aspira a la perpetuidad. Sólo que ésta aspiración es resistida por más de la mitad de los ciudadanos del país.
Lo dice el gran politólogo italiano Giovanni Sartori: “Los dictadores del siglo XXI simulan no serlo, fingen ser demócratas y erosionan las instituciones por dentro”. En fin, regímenes autocráticos de carácter personalista y con apoyo del estamento militar que permiten algunas libertades formales.
Pero que va, a ésta hora menguada de la republica pronto le llegará su fin, y la agenda democrática será retomada con la seriedad y el compromiso que las circunstancias ameritan. Y para ello hay que resistir apelando al credo civilista y una política generosa de espacios abiertos y grandes alianzas donde la institucionalidad vuelva a ser respetada por todos.
“Nuestro lema es la resistencia pacífica. Nos vamos a mantener acá pacíficamente, pero con gran resistencia”, afirman estos estudiantes patriotas, y es difícil, no sentir simpatías por ellos, y solidarizarnos.
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