martes, 9 de abril de 2013

Opinión: La esperanza también es un talento

Por: DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN
DIRECTOR DEL CENTRO DE ESTUDIOS HISTORICOS DE LUZ

Me voy a robar una expresión afortunada que Leonardo Padrón mostró en su más reciente colaboración periodística. Me gusta creer en una esperanza optimista con relación a mi país y mi universidad. Y digo esto porque en la actualidad lo que siento es una “fatiga histórica” como ciudadano y como profesor universitario.

En los últimos ocho años el vigente régimen desaprovechó el tiempo y dilapidó los recursos. Teniendo todo a su favor hizo retroceder al país como mínimo 25 años. Hizo lo inimaginable: llevar a un país rico y petrolero hacia los confines de la África más miserable: sin luz, sin agua, sin seguridad, con desabastecimiento e inflación, y sin atenuar la pobreza física mas allá de lo simbólico. Aunque lo más grave a nuestro criterio fue la de aupar un apartheid político pernicioso y deplorable que nos pudiera estar llevando a una tragedia histórica.

País en crisis y Universidad embochinchada. La Universidad autónoma e histórica venezolana donde se encuentran UCV, LUZ, ULA, UDO y UC y demás fueron percibidas por el régimen como contrarrevolucionarias y desde entonces las acosó y las descalificó. Para ello se dedicó a promover peleas internas entre los distintos gremios bajo unas expectativas de igualación que una institución como la Universidad difícilmente podría convalidar por la naturaleza del trabajo que se práctica. Por otro lado nos castigó haciéndonos pasar penurias con unos sueldos miserables no cónsonos con la alta responsabilidad que el profesorado cumple. Terminó violando la AUTONOMIA al no permitírsenos llevar a cabo nuestros procesos electorales y con ello la sana práctica de renovar nuestro liderazgo universitario. En resumidas cuentas el necesario dialogo entre GOBIERNO y UNIVERSIDAD apenas existe.

Por otro lado, los universitarios, salvo contadas excepciones, tampoco hemos sido muy creativos que digamos. Ante el colapso interno hemos preferido achacar las culpas al GOBIERNO lavándonos las manos en aquellas responsabilidades que nos competen. La salvación de la UNIVERSIDAD sigue estando en manos de los propios universitarios de buena voluntad con la urgente tarea de reinventarnos y relanzar el proyecto universitario sobre una nueva filosofía de gestión donde la eficiencia y lo académico vuelva a recuperar el protagonismo perdido.

Las Universidades del país siguen siendo la gran reserva moral, el referente ético, y deberán jugar un rol protagónico en la reconstrucción de la patria. Esa responsabilidad es ineludible.

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