Por: Noel Álvarez
Tiempo atrás y de cara a una de las citas comiciales, escribimos un artículo que se tituló ¿Veremos luz? A propósito de la esperanza que se abría para los venezolanos con la posibilidad de cambiar de destino.
Sin embargo, aquellas líneas también se referían a que los funcionarios en ejercicio han tenido muy escasa capacidad para enfrentar la crisis eléctrica en la cual ha sido sumido nuestro país.
Hoy ya ha corrido algo más de agua bajo los puentes, y se profundiza el agujero negro de la crisis eléctrica.
Quienes pretenden gobernarnos por seis años más, no tienen mejor opción que ofrecernos que racionamiento, aumentos y multas.
Han puesto al frente del “hueso” del sistema eléctrico a un personero rankeado entre los más eficientes de un puñado de gente bastante mediana en la efectividad de sus ejecutorias; y sin embargo no nos pudo traer buenas noticias.
El aparato público está extenuado. Ha sido exprimido sin misericordia para imponerse a como diera lugar en tres elecciones celebradas en los últimos siete meses.
Nadie sabe cuáles son las cuentas de esta administración. Quitan de aquí para poner allá, distraen de las verdaderas necesidades del pueblo para inyectar recursos a propaganda, a represión, a compra de favores en otros países. Y no rinden cuentas. Y cuando nuestros diputados alzan la voz, las cámaras de los canales oficialistas enfocan el techo para que no veamos la paliza en vivo y directo.
Ya no hay recursos para mantener la costosa mampara que puede hacer creer a los venezolanos oficialistas de buena voluntad que algunas cosas funcionan medianamente y que cualquier cambio de gobierno sería para peor.
Es inevitable que un gobierno que se sustenta en la mentira vaya perdiendo adeptos a paso de vencedores.
Y si a ello agregamos que Hugo Chávez fue un fenómeno político debido al don de su carisma y que ya el sustento de la autodenominada revolución no está con nosotros, el sustento del proyecto político que pretende eternizarse a troche y moche raya en el cero absoluto.
En conclusión al momento actual siguen siendo unos pésimos administradores de los recursos que pertenecen a todos y que deberían ser celosamente administrados.
Ya no existe el argumento aquel de “Con hambre y desempleo…”
A las noticias de deterioro de los servicios públicos que generan insatisfacción e inconformidad, quienes hoy detentan el poder responden con tremendismos, con insultos, con cuanto trapo rojo esté a mano para tratar de acallar que el país, sencillamente, no funciona.
Al momento actual, con la gente que hoy administra, no vemos luz. Ni con el problema eléctrico ni con ninguno de los problemas que nos dificultan la vida.
Pero sí vemos la luz al final del túnel. Una era se despide y ya se vislumbra otra. Resistirse al cambio es perder el tiempo.
Coordinador nacional de Independientes por el Progreso
alvareznv
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