Por: JOSE ISIDRO CORDERO
En la antigüedad, cuando la relación entre los distintos pueblos o territorios poblados era determinada por el poderío en función de la dominación y sometimiento, los grandes conflictos bélicos estaban dirigidos a constituir vasallajes, mediante la imposición de la fuerza. Los pueblos, que en el proceso evolutivo, poseían armas más sofisticadas se abonaban ventajas de dominación y optaban por una de dos opciones en la exigencia de tributos; una, para garantizar que el territorio tributario no sufriera los deliberados embates de otros que amenazaran con poner en peligro su capacidad laboral productiva y su paz interna.
La otra forma, que surgía frente a la negativa de aceptar la primera, era el empleo contumaz y despiadado de la fuerza para someter. En ambos casos se establecía un orden tributario consistente en que el pueblo con menos poder disuasivo o con menos posesión de armas de defensa contundentes estaba conminado a entregar tributo al de mayor poder; tributos en dinero o especies destinados a mantener la estructura burocrática del pueblo recipiente. A medida que las responsabilidades del pueblo con mayor poder de fuerza iban creciendo y su sociedad exigía, a lo interno, mayores y mejores prerrogativas, surgía la petición de aumento en la cantidad de tributo; tal petición creaba el ambiente para la aparición del descontento en el tributario y la imposición represiva en el peticionario.
A medida que fue pasando el tiempo los métodos de dominación, con empleo indiscriminado de la fuerza, fueron cediendo espacio a otros más sofisticados que, gracia al proceso civilizatorio, fueron apareciendo y expandiéndose: aspectos educativos, científicos, tecnológicos, culturales –sin exclusión total del poder bélico- tomaron posición protagónica. Por esa razón es imperativa la pregunta, ¿a qué mecanismo operativo responde el hecho de que , en la actualidad, un país con escasa significación tecnológica, casi nula relevancia económica y deprimente productividad social, imponga a otro, que reúne condiciones superiores, un orden tributario beneficioso para sí? Exactamente, esa relación de señor- vasallo es la que está imperando actualmente en la relación de Cuba y Venezuela; donde el primero impone al otro el pago de alto tributo camuflageado bajo formas de cooperación supuestamente necesarias.
Una explicación a ese hecho de vasallaje, que pone a Venezuela a tributarle a Cuba inmensas cantidades de dinero, como las que acaba de obsequiar el señor Nicolás Maduro (dos mil millones de dólares con retribución en servicios insustanciales) sólo se puede entender como acto de alcahuetería de personas con mentalidad ideológica simplona
BRISAS SUAVES
¡SORPRENDENTE Y PROPENSO a generar envidia! Dice la señora Beatriz de Majo, experta en temas de actualidad económica y social colombianos que: “El producto interno bruto colombiano sobrepasó al de Argentina, lo que convierte a los vecinos en la segunda economía de Suramérica tras Brasil. Parte del resultado es aportado por el sector industrial ya que Colombia lidera procesos de automatización en América Latina…” Y pensar que a comienzos del Siglo XX Argentina, que en materia de desarrollo y progreso se llevaba en los cachos a todos los países del continente, con excepción de Estados Unidos que había comenzado a despegar desde mitad del Siglo XIX. Y también Venezuela, que en la primera mitad del Siglo XX parecía despegar gracias al petróleo, mientras que los otros países se debatían en el ruralismo. ¿Cómo se dejaron quebrar las patas esos dos países? …
CUMPLIENDO PRECISAS instrucciones del G2 cubano, cuyo conductores manejan la tesis de que la dirigencia oposicionista venezolana es miedosa y se desplaza sigilosamente dominada por el culillo, la bancada oficialista de la Asamblea Nacional, está actuando de forma terrorífica en busca de que la bancada de oposición abandone el foro y deje campo libre para hacer lo que le venga en ganas. Creo que los diputados de la oposición no se van a amilanar, están dispuestos a mantenerse en sus puestos de lucha cualesquiera sean las consecuencias que tengan que sufrir. El martes último pasado, en plenaria de la AN, se dio la primera muestra; los diputados oficialistas la emprendieron contra varios diputados de oposición Ismael García, Julio Borges, María Corina Machado y otros por el simple hecho de que éstos no reconocen a Maduro como Presidente de la República. El oficialismo se mueve hacia la búsqueda de conflicto para convulsionar el país…
VENEZUELA VA EN CAIDA libre hacia el aislamiento internacional. Tanto Venezuela como Cuba, Nicaragua, Zimbabue, Siria y Corea del Norte fueron excluidos del Foro Internacional de Ministros de Relaciones Exteriores. Los argumentos más destacados para excluir a Venezuela señalan que es un país donde no existe democracia y tiene gobierno con tendencia dictatorial. ¡Anótenlo, por ese rumbo nos vienen serias calamidades!...
POLITÓLOGOS DICEN QUE la propaganda sustentada en la mentira terminó por convertirse, junto con la violencia y el odio, en el principal instrumento de promoción de cualquier régimen dictatorial. Según ellos, Joseph Goebbels, ministro de Propaganda de los nazis, tenía una máxima que aplicaba: “Si no puedes negar las mala noticias, inventa otras que las distraigan”. Parece que esa máxima va haciendo sus estragos en nuestro país…
COMENSALES EQUIVOCADOS. Siendo su cumpleaños, el ingeniero César Chópite invitó a varios amigos a una modesta celebración que incluía comida que, por boca de quien sirvió el plato, era Pastel de Morrocoy. Terminada la fiesta. Chópite quiso saber la impresión de los invitados y preguntó a un grupo de ellos cómo les había el asunto, y respondieron al unísono “¡Muy bueno!” Y sobresalió el profesor Rafael Alvarez Marval diciendo: “¡Sobre todo ese pastel de morrocoy, qué divino!” Chópite, fingiendo asombrado, le ripostó: “¡Pastel de morrocoy! ¿De dónde sacaron ustedes eso? No, lo que ustedes comieron fue pastel de paticas de cochino revueltas con carne de pollo desmenuzada” Todos bajaron la cabeza como aceptando el poco conocimiento culinario...
USTED VOLVERA a leerme.
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