De: Amalio (Mayito) Solano
Desde el vecino país de Colombia, históricamente se ha conspirado contra los venezolanos que les ha extendido la mano. Tenemos el caso de Santander contra Bolívar; de Álvaro Uribe contra Hugo Chávez y ahora Juan Manuel Santos contra Nicolás Maduro. Los venezolanos no nos podemos confiar de los políticos colombianos, no se les puede tender la mano sin tenerla protegida porque se la muerden.
A Santos se le ocurrió por ahora, la de recibir a Henrique Capriles. Y lo hizo con toda la intención de levantarle ronchas al gobierno venezolano. Eso de haberlo recibido en el Palacio de Gobierno, los políticos venezolanos no lo vieron bien porque allá se sabe lo que hizo el candidato perdedor con su “arrechera” aquella noche de muerte en Venezuela.
A ese recibimiento dijo el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello: “Es una agresión la entrevista de Capriles con Santos”. Por su parte el canciller Elías Jaua señaló que es una conspiración abierta contra Venezuela que alcanza lo más altos poderes del Estado colombiano”. Y el presidente Maduro dijo: “Santos le dio una puñalada a Venezuela por la espalda”.
El presidente colombiano no es ningún inocente ni ningún santo, él sabe muy bien lo que hizo. Con su actitud quiso probar la reacción del Presidente Nicolás Maduro y su gobierno. Pues bien, el gobierno le respondió contundentemente como debe ser y llamó a Roy Chaderton quien se encuentra en Cuba, mediando para las negociaciones de paz del Gobierno colombiano con las FARC.
Pareciera que esto se le olvidó a Santos y sin importarle un comino, recibió a quien está tildado de asesino; de ser el culpable de las once muertes entre los día 15 y 16 de abril, cuando supo que había perdido las elecciones presidenciales ese día domingo.
La historia se repite y el jefe de negociaciones de Colombia, Humberto De la Calle, consideró que la situación es “preocupante”. Él espera que los acontecimientos fluyan y que los diálogos continúen. Pero al Presidente Santos no le preocupa la situación y más bien consideró “descabellado pensar que Colombia conspire contra Venezuela”. Él recordó que se reunió con el Comandante Chávez en Colombia, en agosto de 2010 y acordaron que cualquier diferencia la resolverían de manera diplomática y no con declaraciones públicas. A Santos le incomodó que el Presidente Maduro le haya reclamado públicamente su actitud. Pero físicamente Chávez no está. Hoy el presidente se llama Nicolás Maduro.
No podemos confiarnos; de ellos tenemos que pensar de todo, porque la traición la llevan históricamente en la sangre. A los políticos colombianos no les importa quitarnos tierra como lo hicieron con la Guajira; siempre han querido que les entreguen el Archipiélago Los Monjes y violaron nuestras aguas con la corbeta Caldas de la Marina de Guerra, cuando entraron al Golfo de Venezuela en abierta provocación aquel agosto de 1987.
Ellos han pretendido tener derechos en nuestras aguas. Pero a cada reacción maléfica de cualquier gobierno colombiano con sus Fuerzas Armadas, nuestro gobierno socialista con su ejército le dará una respuesta contundente como siempre lo ha hecho ante sus provocaciones.
Nosotros los tratamos de hermanos y ellos a nosotros de venezolano. Nada les importa que los Estados Unidos nos amenacen permitiéndoles las bases militares en su territorio. Recuerden lo sucedido con el gobierno del Presidente eterno, Comandante Hugo Chávez, cuando movilizó el ejército a la frontera con Colombia.
Mientras los presidentes latinoamericanos pregonan la paz, Juan Manuel Santos ahora aspira que el ejército colombiano sea miembro de la OTAN. Esto sí es una descabellada idea de un colombiano que sueña ver a los soldados envueltos en una guerra fuera de su país, para disfrutar viendo como matan a hombres, mujeres y niños que nada les han hecho. O tal vez recibiéndolos muertos y colocándoles la bandera de Colombia y condecorarlos. Tenemos al lado un gran enemigo y no es de ahora, sino desde haces años. Es un enemigo de Venezuela así él diga lo contrario.
Al perro hay que espantarlo antes de que se eche la meada. Eso fue lo que hizo el Presidente Nicolás Maduro. Nosotros no podemos seguir con esos sentimientos de hermandad con ellos (me refiero a los que fueron presidentes y a los políticos como Santos) mientras por sus venas lo que corre es la traición para con los venezolanos.
Gracias a Dios que hay políticos colombianos que saben que este gobierno socialista y democrático por demás, es totalmente legítimo; y a pesar de escuchar lo que dijeron los políticos apátridas allá en el Congreso, como Henrique Capriles y María Corina, los congresistas no se comieron el cuento de “me robaron las elecciones” y el cuento chimbo de “la nariz fracturada en cuatro partes”.
Los colombianos que no les creyeron sus mentiras les dieron a entender que no son pendejos, que ellos saben lo que en verdad está sucediendo en Venezuela, y que aquí todo está claro y transparente como el agua de manantial. Pero los de la oposición están comprometidos en enturbiar las aguas desde el sitio de su nacimiento.
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