lunes, 22 de julio de 2013

Opinión: Bolívar y la esfinge de Giza

Por: DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN
bucefalo3123@yahoo.es

Todos los 24 de julio celebramos el natalicio del “padre de la patria”, y si a ver vamos, la mayoría de los venezolanos desconoce la obra histórica del caraqueño. Lo que existe en realidad es un culto, una religión laica del Estado venezolano alrededor de unas hazañas sobredimensionadas y desfiguradas por completo.

Hay un paralelismo entre la imponente Esfinge de Giza y el mito bolivariano. La primera nos conduce al cruento conflicto entre las religiones. Al combate feroz entre distintas creencias bajo la férula del fanatismo y la intolerancia. Resulta que a un tal Muhammad Sa’im al-Dahr, musulmán sufista, sintió celos porque los campesinos egipcios seguían adorando a la intrigante esfinge relacionada con Amón, Anubis y Osiris, y como esto contrariaba los homenajes y las oraciones que el Profeta Mahoma había instruido a todos los creyentes de la fe única, mandó a mutilar la nariz.

En el caso de Bolívar, sus sacerdotes, entre ellos lo mas conspicuo de la historiografía nuestra, han procedido con marcial entusiasmo a glorificar al guerrero en detrimento del gobernante subordinado a las leyes. Las mutilaciones han sido algo recurrente, en especial, las referidas a los hechos incómodos como la rendición de la fortaleza de Puerto Cabello en 1812, la entrega del Generalísimo Miranda a Monteverde en ese mismo año para obtener salvoconducto y el fusilamiento de Piar en 1817 entre otros.

Bolívar ha llegado a representar al astro solar que rige a toda la galaxia venezolana. No hay un solo acto en el ámbito público que no esté presidido por una reverencia al Libertador. Y en el caso de la clase política nuestra, su aprovechamiento ha sido más que evidente a los fines de arrogarse una legitimidad supra constitucional.

Este proceso de reingeniería ideológica está lleno de audacia. Le ha sido difícil a los “bolivarianos” conciliar a Marx junto a Bolívar, dado que el primero elaboró un retrato (1858) muy contrario a la gesta del caraqueño, es más, para Marx, definitivamente, Bolívar le fue muy antipático. No le perdonó sus excesos, y sobre todo, sus afanes autoritarios. Marx, un liberal al fin y al cabo, poco le concedió a nuestro Napoleón tropical.

Las caras y los rostros de Bolívar son tantos que es difícil descubrir la naturaleza de su comportamiento histórico. Nadie duda que fue un militar y político exitoso que logró derrotar las fuerzas del Imperio Español en América, no obstante, la valorización de su legado y las maquinaciones que sus sucesores han hecho para apropiarse de su prestigio y fama han puesto un denso manto sobre su biografía.

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