Opinión: Lo volvieron a hacer

Por: DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN

Las ironías de la historia, mientras despedimos a Mandela (1918-2013), un líder decente y pro democrático, que pagó 27 años de cárcel por combatir políticamente el odioso sistema del Apartheid, y que a pesar de su alta popularidad cuando fue Presidente de Sudáfrica (1994-1999) no maniobró para construir una hegemonía de caudillo, aquí, en el trópico, en la tierra de Bolívar, por el contrario, seguimos profundizando a una escala de verdad ya peligrosa, un Apartheid ya no de tipo étnico o racial, sino político e ideológico, de un primitivismo maquiavélico altamente sofisticado de la mano de contiendas electorales de naturaleza fraudulenta.

            Una vez más el inefable Consejo Nacional Electoral (CNE) lo volvió hacer. El PSUV y sus “aliados”, lo cual es un eufemismo, porque el Partido Comunista salió con sus candidatos propios y la línea partidista del PSUV lució en muchos lugares resquebrajada, dividida, sin esa unanimidad que ofrece la novedad y la entereza de un líder indiscutido, que Maduro tal como ha sido su desempeño, no lo es, obtuvo un triunfo sino aplastante, sí contundente para los efectos de profundizar la hegemonía chavista en el país.

            La “dictadura electoral” ya se nos instaló en Venezuela junto a su desprestigio y alicaída credibilidad. Ir a votar en las presentes circunstancias para un convencido demócrata es un acto de masoquismo puro, y aún así lo hacemos, no tanto para convalidar al chavismo sino para desenmascarar todas sus contradicciones y pillerías. Con todo y el ventajismo más obsceno, el PSUV pierde en Barinas, la tierra del “Gigante”, en Caracas, Maracaibo, Valencia, Barquisimeto, San Cristóbal y Mérida, es decir en las ciudades más emblemáticas del país. Si se jugara limpio, y existiese una institucionalidad de Estado y no la actual, partidista y de rodillas a los intereses del PSUV, otro gallo cantaría.

            Porque vamos a estar claros, nadie en su sano juicio y haciendo uso de su libertad plena, apoyaría un proyecto de corte hegemónico y de naturaleza primitiva que ha destruido lo fundamental del armazón nacional, y además, es en su esencia totalitario y de prácticas fascistas, es decir, antidemocrático. Venezuela cada vez intenta parecerse a una Cuba y Corea del Norte cuyo mediocre desempeño en eso de ofrecer bienestar social a sus ciudadanos se compensa con una igualación hacia abajo y el monopolio de una casta de elegidos a través del partido único.

            Si el PSUV, el Gobierno y sus voceros no imponen el dialogo junto al reconocimiento de sus naturales adversarios políticos, que representan a más de la mitad del país, seguiremos un derrotero bajo el signo de la desgracia y la confrontación.  Y por lo visto, ésta “nueva victoria” electoral podría envalentonarlos aún más y hacerles creer que la etapa burguesa de las elecciones, que le confiere espacios vitales a sus adversarios políticos, merece ser clausurada. Mientras tanto, en el ínterin, toda una ciudadanía pro democrática y civilista se mantiene resistiendo.