Por: Antonio José Rivera Chávez
guaripeterojo@outlook.com
Un amigo poseedor de una Tienda para Mascotas me comentaba la saña criminal de algunas personas supuestamente santeros que en el silencio de la noche realizan sacrificios de indefensos animales invocando poderes del más allá para lograr objetivos de maldad sobre seres humanos. Se han encontrado cabezas de gatos (negros) clavados en árboles ya que estos salvajes le dan preferencia al color negro en el pelaje pues según ellos son diabólicos y en su eliminación según transmiten mejor el mensaje del maligno hacia la gente. Igualmente me comenta el comerciante que cuando por alguna razón ha tenido un perro negro para ofertarlo en adopción ha sido muy cuidadoso pues muchos con signos evidentes de profesar sectas o religiones se acercan para tratar de lograr su posesión para con seguridad ejercer la cruel tarea de eliminarlos en ritos de sangre. En este caso según me dice han llegado al secuestro de este tipo de perros (negros) para asesinarlos en ceremonias macabras.
Ahora bien existiendo una Ley contra el maltrato animal en una Nación cuyo Presidente acuso a los países industrializados del Planeta de daños ecológicos no se justifican estas practicas depredadoras contra la naturaleza no ya por la tortura y muerte de animales si no por todo el proceso mental destructor contra la vida que conlleva la omisión en estos casos. La vida animal es parte de ese equilibrio necesario para preservar la destrucción del planeta sin duda estos alienados en creencias maléficas reciben las influencias externas desde sociedades agrícolas donde las plantas y los animales suplantan muchas veces la figura del santo o demonio al cual se les pide pero también se sacrifica la vida en aras de la consecución de cualquier objetivo material o espiritual. Esto es primitivismo e ignorancia ligado a la obediencia hacia los mandatos del sacerdote que los instruye en estos métodos bajo la tontería del idealismo de la creencia ciega en “milagros”. Si esta gente dedicada a estos cultos creyeran en el impulso inicial de un Dios para la vida ante todo respetarían la vida animal tan sagrada como cualquier otra forma de divinidad. La sociedad en provecho del equilibrio de la naturaleza y en defensa de la vida debe enfrentar este proceso de perversión mental de estos fanáticos y actuar en comunidad para denunciarlos y las autoridades deben aplicar la Ley contra el maltrato animal. Negar la vida a nombre de cualquier Fe es un crimen de Lesa Humanidad. Crean pero no destruyan mas bien construyan.
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