Por: Econ. Antonio José Rivera Chávez
guaripeterojo@outlook.com
La Venezuela todavía muy familiar, pobre e ingenua recibió con asombro la presencia de aquel cajón iluminado de la tele como algo no producto del desarrollo tecnológico si no como un milagro aun cuando en boca de algunos fanáticos bíblicos era un mensaje diabólico. El total del tema es que para esos tiempos cuando la dictadura se iba y llegaban otras novedades surgió la Lucha Libre como el gran espectáculo lo cual le dio grandes ganancias a los promotores y a la propia empresa televisiva por que cientos de miles de personas se aposentaban desde tempranas horas de la noche hasta según la emoción despertada pasar de la medianoche en esto.
Eran luchadores en su mayoría venidos del exterior o/y residentes extranjeros en el país los cuales se convirtieron en los galanes del “pancracio” o de la colchoneta. Eran, salvo uno que otro, tipos con gran corpulencia y musculatura.Usaban mascaras para recordar los héroes o por el contrario para ocultar el rostro malvado de un “sucio”. La lucha en esencia se planteaba la derrota del mal como final feliz aun cuando no siempre se planificaba el resultado así para en otra tanda de golpes y porrazos darle en definitiva la razón la semana venidera en revancha al luchador “bueno”.
Especial atención surgió cuando apareció un tal Dragón Chino (en verdad debió ser Chileno por su nacionalidad) el cual se hacia acompañar de una asistente .Diminuta mujer vestida con pantalón y bata china al igual que su asistido. La dama ocultaba un arma en su ropaje conocido como mentol chino .Esta sustancia en el Show la entregaba la joven al Dragón y este le estrujaba los ojos con ella generalmente al “técnico”, respetuoso de las reglas de la lucha libre para enceguecerlo. Estas escenas hacían estallar de ira a los asistentes (Nuevo Circo o Palacio de los Deportes) pero también en las casas se oían las protestas y mas de una aficionada tomo el teléfono para llamar a la Policía y detener aquello. La apoteosis se producía cuando el favorito del pueblo le ponía las manos encima a la Dragoncita le quitaba la sustancia y se la aplicaba al Dragón y este pedía clemencia y como siempre el “buena gente” del técnico respetuoso de las reglas se apiadaba y ¡Zuas¡ volvía el chino y su sustancia a reinar sobre el ring. El Imperio nos exporto cientos de series mas sofitiscadas y este asunto se fue apagando y desapareció pero el tal Dragón Chino quedo en el pensamiento de muchos que aun cuando nos resultaba falso nos divertía como ejemplo del malucote perdedor.
Hoy día cuando observamos en la televisión como el “técnico” Antonio Ledesma lo agarran los dragones cubiches y una mujer brinca de una puerta a otra con una Maruza terciada donde no sabemos si lleva gas del bueno, mentol o granadas nos retrotraemos a los tiempos de la lucha para distraer al pueblo con ese show deliberadamente permitido cuando son grabados por todo el mundo para su difusión. Dada la presencia del Dragón Mayor en Cuba antes de estas actividades suponemos que el valet-no femenino – si no hombre Comandante- es quien le entrega el “tarrito” al lumpen socialista venezolano para que aplique las marramuncias del caso al Alcalde de la ciudad para romper las reglas del juego democrático irrespetando referi, campana, leyes y aficionados con el único objetivo de complacer al “maestro” del cual suele recibir estas consejas para maltratar al pueblo venezolano. No hay nada nuevo bajo el sol y en estos casos (López, Ledesma, Maria Corina, etc) nos recuerda no ya las cuerdas de un ring si no los “Controles de la Amargura” impuestos por una Dictadura lumpen-socialista como subproducto de la Revolución Cubana. Esta lucha no es de sábado por la noche y no solo hay que verla si no participar en ella para que el bien derrote al mal por siempre.
guaripeterojo@outlook.com
La Venezuela todavía muy familiar, pobre e ingenua recibió con asombro la presencia de aquel cajón iluminado de la tele como algo no producto del desarrollo tecnológico si no como un milagro aun cuando en boca de algunos fanáticos bíblicos era un mensaje diabólico. El total del tema es que para esos tiempos cuando la dictadura se iba y llegaban otras novedades surgió la Lucha Libre como el gran espectáculo lo cual le dio grandes ganancias a los promotores y a la propia empresa televisiva por que cientos de miles de personas se aposentaban desde tempranas horas de la noche hasta según la emoción despertada pasar de la medianoche en esto.
Eran luchadores en su mayoría venidos del exterior o/y residentes extranjeros en el país los cuales se convirtieron en los galanes del “pancracio” o de la colchoneta. Eran, salvo uno que otro, tipos con gran corpulencia y musculatura.Usaban mascaras para recordar los héroes o por el contrario para ocultar el rostro malvado de un “sucio”. La lucha en esencia se planteaba la derrota del mal como final feliz aun cuando no siempre se planificaba el resultado así para en otra tanda de golpes y porrazos darle en definitiva la razón la semana venidera en revancha al luchador “bueno”.
Especial atención surgió cuando apareció un tal Dragón Chino (en verdad debió ser Chileno por su nacionalidad) el cual se hacia acompañar de una asistente .Diminuta mujer vestida con pantalón y bata china al igual que su asistido. La dama ocultaba un arma en su ropaje conocido como mentol chino .Esta sustancia en el Show la entregaba la joven al Dragón y este le estrujaba los ojos con ella generalmente al “técnico”, respetuoso de las reglas de la lucha libre para enceguecerlo. Estas escenas hacían estallar de ira a los asistentes (Nuevo Circo o Palacio de los Deportes) pero también en las casas se oían las protestas y mas de una aficionada tomo el teléfono para llamar a la Policía y detener aquello. La apoteosis se producía cuando el favorito del pueblo le ponía las manos encima a la Dragoncita le quitaba la sustancia y se la aplicaba al Dragón y este pedía clemencia y como siempre el “buena gente” del técnico respetuoso de las reglas se apiadaba y ¡Zuas¡ volvía el chino y su sustancia a reinar sobre el ring. El Imperio nos exporto cientos de series mas sofitiscadas y este asunto se fue apagando y desapareció pero el tal Dragón Chino quedo en el pensamiento de muchos que aun cuando nos resultaba falso nos divertía como ejemplo del malucote perdedor.
Hoy día cuando observamos en la televisión como el “técnico” Antonio Ledesma lo agarran los dragones cubiches y una mujer brinca de una puerta a otra con una Maruza terciada donde no sabemos si lleva gas del bueno, mentol o granadas nos retrotraemos a los tiempos de la lucha para distraer al pueblo con ese show deliberadamente permitido cuando son grabados por todo el mundo para su difusión. Dada la presencia del Dragón Mayor en Cuba antes de estas actividades suponemos que el valet-no femenino – si no hombre Comandante- es quien le entrega el “tarrito” al lumpen socialista venezolano para que aplique las marramuncias del caso al Alcalde de la ciudad para romper las reglas del juego democrático irrespetando referi, campana, leyes y aficionados con el único objetivo de complacer al “maestro” del cual suele recibir estas consejas para maltratar al pueblo venezolano. No hay nada nuevo bajo el sol y en estos casos (López, Ledesma, Maria Corina, etc) nos recuerda no ya las cuerdas de un ring si no los “Controles de la Amargura” impuestos por una Dictadura lumpen-socialista como subproducto de la Revolución Cubana. Esta lucha no es de sábado por la noche y no solo hay que verla si no participar en ella para que el bien derrote al mal por siempre.
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