martes, 28 de abril de 2015

Opinión: Adecos cooperantes

Por: Econ.Antonio José Rivera Chávez
profetanoskagamus@yahoo.com

La búsqueda del Poder por parte del militarismo comandado en este siglo XXI por el Comandante Chávez contó para su llegada al gobierno con diversos aliados no todos con el objetivo de hacer revolución alguna si no de conservar los privilegios nacidos a su paso por la Administración Publica desde donde hicieron fortunas que habían quedado frustradas cuando CAP se distancio del activismo adeco para organizarse apoyándose en una tecnocracia lo cual necesariamente no se iba a desenvolver con ética y autonomía.

En este lapso cuando se producen los golpes de Estado ya había “una oposición Adeca” a las políticas desarrolladas por CAP dado que las contribuciones a la candidatura de CAP, constantes y sonantes, aspiraban a la recompensa burocrática y muchos de estos dineros se fueron por el camino de las perdidas, imprevistas y nunca vistas. Hubo un caso de un famoso “pana”, colega y compañera de promoción de Blanca la cual en su momento lo puso de Administrador de la mas productiva región impositiva el cual aporto para la campaña una cifra significativa para un burócrata de oficio por VEINTE MIL MILLONES DE BOLIVARES pero lejos de consagrarlo con el candidato le valió la sospecha y condena sobre sus actividades. A la larga este personaje conocido como el Rey del Timbre apareció en el gobierno chavista como perseguido por CAP y enemigo de este cuando todo se debía a un problema de “puestos productivos”. Este angelito de la IV apareció al lado del súper poderoso de la Asamblea Nacional y trabajo en comparsa con estos hermanos unas veces en el Aeropuerto (miles de millones de Bs. en Timbres) otras en la gobernación de Miranda y así pues este “Lusinchista” pro-chavista es un ejemplo de estas colaboraciones con los golpistas. Esta unidad se tradujo en la prolongación de las actividades mas perjudiciales contra los Fondos Públicos en el Nuevo Gobierno y la vigencia de los burochorocratas en la revolución para lamento de todos los conocedores de esta trama donde lo esencial es el “guiso” nuestro de cada día.

Otro de estos cooperantes provenían de los Cuerpos de Seguridad del Estado (DISIP) que se ganaron el pase para el Nuevo Gobierno a través de J.V Rangel y por denuncias contra todo cuanto ocurría en el gobierno de CAP. Dado que en uno u otro caso estos revolucionarios tenían el rabo de paja y se habían distinguido como grandes jaladores del Poder Adeco no solo se metieron en el gobierno si no que ayudaron a sus compinches para seguir esta promoción de corruptos “gozando” del arrime a tiempo a los nuevos jerarcas de la Administración Publica. Todos los “figurones” de la corrupción en el periodo Lusinchi se acomodaron de tal manera que hasta los Tribunales Tributarios recibieron su cuota de estos “hombres monetarios” claves para la corrupción y por lo visto allí están ideando o conformando los métodos mas diversos para con su “sabiduría” como expertos “guisologos” lucrarse de esta revolución aun con mayor avidez que en los tiempos del Estado Capitalista.

Generalmente se señala el Chavizmo como algo caído del cielo cuando la verdad es que para su estructuración y “éxito” se conformaron “ángeles y diablos” lo cual aprovecho el Comandante con gran habilidad para en el uso de las contradicciones generadas por esta reunión de “amigos-enemigos” dispersar las fuerzas de la oposición que siempre están infiltradas por estos atletas del salto de talanqueras lo cual por cierto han manejado los “chaviztas” con maestría a la hora de fragmentar el bloque de los disidentes. No solo fueron adecos quienes se fueron hacia el postor revolucionario pues hemos observado también copeyanos en este papel de colaboradores pero en menos cuantía y quizás haciendo papeles mas políticos que de “tecnochorocratas” lo cual los mantiene con un perfil aceptable ante el bueno de Juan Pendejo.

Nada es azar. El militarismo resurgió en este Siglo no por obra y gracia del Espíritu Santo si no por el concurso de “vivos y tontos”. Recordemos el titulo de un famoso libro del muy cristiano falconiano ya fallecido German Borregales: Todos somos culpables.

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