Por: Econ. Antonio José Rivera Chávez
guaripeterojo@outlook.com
No era para nada algo difícil presagiar el comportamiento actual de la Economía nacional visto el carácter aventurero, irracional y divagante de quienes asumían el Poder bajo las banderas de una revolución bolivariana la cual por cierto en terca necedad tratan de imponer a la fuerza cuando es imposible progresar bajo este loco esquema retrogrado alejado del sentido común y las circunstancias globales donde el producto y los bienes producidos cuentan para el bienestar de la Nación.
Cuando el estamento militar emergió como dominante se puso evidente que los pasos por venir no eran de racionalidad por una sencilla razón: los objetivos de los uniformados carecen de la Planificación Científica Económica necesaria para la conquista de los mismos porque no es lo mismo destruir que construir. El militar a cañonazos toma una fortaleza pero para construir se requiera de trabajadores, ciencia (organización) y Capital. Desde el mismo momento que el difunto Presidente se convirtió en una maquina de gastos para objetivos dislocos sin la necesaria armonía con el resto de los factores productivos del país era sencillo visualizar un desastre. Lamentable que ciertos acompañantes influyentes no tuvieran el valor para enfrentar la arbitrariedad ante la racionalidad y aplaudieron todo este conjunto de necedades estructurales para hacer del Estado una red de corrupción, despilfarro e ineptitud. Se daban a diario partes de los objetivos revolucionarios contando solo con los Ingresos Petroleros y fue tal la anarquía que un Hospital Cardiológico para Adultos quedo en medio construir porque se necesitaban recursos para otro hospital en Barinas como se supone no había presupuesto y la solución para complacer la extravagancia fue sacar el dinero de Caracas para llevarlo a Barinas a la cuna del segundo Libertador. Todo este despelote con un barril a 100$.
Al lado del malogrado Presidente habían “sabios” de tribuna que criticaron hasta la saciedad los gobiernos de la Cuarta y solo un interés personal monetario justifica la complicidad ante todo cuanto ocurrió y sigue ocurriendo. Hoy día el otrora Zar de las Finanzas Publicas el Sr Giordani anda de critico de ciertos aspectos del proceso con lo cual aumenta su responsabilidad en el barranco en que nos llevaron porque esto no se puede ver en parcelas si no en la totalidad para darle su responsabilidad a cada quien. En el mejor de los casos la “craneoteca de los genios” acompañante del mandante en jefe demostró poca sapiencia para la vida practica cuando hasta llegaron a esa ridícula medida de dividir entre mil el valor de la moneda para obtener un Bolívar Fuerte lo cual no tenia ni pies ni cabeza sobre todo cuando además estimaban que por esta tontería la Inflación se reduciría al mínimo. Esa medida era buena para ahorrar espacio en los cuadernos donde se asentaban las cuentas pero mas nada.
Esta tal revolución no emplea “economistas” prefiriendo “matemáticos” porque lo importante para sus ejecutores es saber simple y llanamente cuanto hay en el Pozo de la Dicha (para la Burochorocracia) de los Fondos Públicos y desde allí “inventar” cualquier gasto desarticulado de un Plan de la Nación coherente y necesario para el crecimiento armónico de la Economía. Cabe informar que los economistas – no los analistas financieros-estuvimos siempre claros en cuanto el mañana de esta Economía y para nada nos arrojamos en esperanzas sin futuro. En otros tiempos esta distorsión sobre la Economía centro la actividad sobre las tasas de interés simple y llanamente como si esto por si mismo era la panacea para construir una sociedad prospera. Cosas de los analistas bancarios no Economistas. Son factores pero no elementos por si mismos capaces de transformar lo necesario para unas sociedad distinta. No son los Economistas, los malos; si no los mercenarios oficiales dedicados al oficio de dar el titulo para validar errores.
guaripeterojo@outlook.com
No era para nada algo difícil presagiar el comportamiento actual de la Economía nacional visto el carácter aventurero, irracional y divagante de quienes asumían el Poder bajo las banderas de una revolución bolivariana la cual por cierto en terca necedad tratan de imponer a la fuerza cuando es imposible progresar bajo este loco esquema retrogrado alejado del sentido común y las circunstancias globales donde el producto y los bienes producidos cuentan para el bienestar de la Nación.
Cuando el estamento militar emergió como dominante se puso evidente que los pasos por venir no eran de racionalidad por una sencilla razón: los objetivos de los uniformados carecen de la Planificación Científica Económica necesaria para la conquista de los mismos porque no es lo mismo destruir que construir. El militar a cañonazos toma una fortaleza pero para construir se requiera de trabajadores, ciencia (organización) y Capital. Desde el mismo momento que el difunto Presidente se convirtió en una maquina de gastos para objetivos dislocos sin la necesaria armonía con el resto de los factores productivos del país era sencillo visualizar un desastre. Lamentable que ciertos acompañantes influyentes no tuvieran el valor para enfrentar la arbitrariedad ante la racionalidad y aplaudieron todo este conjunto de necedades estructurales para hacer del Estado una red de corrupción, despilfarro e ineptitud. Se daban a diario partes de los objetivos revolucionarios contando solo con los Ingresos Petroleros y fue tal la anarquía que un Hospital Cardiológico para Adultos quedo en medio construir porque se necesitaban recursos para otro hospital en Barinas como se supone no había presupuesto y la solución para complacer la extravagancia fue sacar el dinero de Caracas para llevarlo a Barinas a la cuna del segundo Libertador. Todo este despelote con un barril a 100$.
Al lado del malogrado Presidente habían “sabios” de tribuna que criticaron hasta la saciedad los gobiernos de la Cuarta y solo un interés personal monetario justifica la complicidad ante todo cuanto ocurrió y sigue ocurriendo. Hoy día el otrora Zar de las Finanzas Publicas el Sr Giordani anda de critico de ciertos aspectos del proceso con lo cual aumenta su responsabilidad en el barranco en que nos llevaron porque esto no se puede ver en parcelas si no en la totalidad para darle su responsabilidad a cada quien. En el mejor de los casos la “craneoteca de los genios” acompañante del mandante en jefe demostró poca sapiencia para la vida practica cuando hasta llegaron a esa ridícula medida de dividir entre mil el valor de la moneda para obtener un Bolívar Fuerte lo cual no tenia ni pies ni cabeza sobre todo cuando además estimaban que por esta tontería la Inflación se reduciría al mínimo. Esa medida era buena para ahorrar espacio en los cuadernos donde se asentaban las cuentas pero mas nada.
Esta tal revolución no emplea “economistas” prefiriendo “matemáticos” porque lo importante para sus ejecutores es saber simple y llanamente cuanto hay en el Pozo de la Dicha (para la Burochorocracia) de los Fondos Públicos y desde allí “inventar” cualquier gasto desarticulado de un Plan de la Nación coherente y necesario para el crecimiento armónico de la Economía. Cabe informar que los economistas – no los analistas financieros-estuvimos siempre claros en cuanto el mañana de esta Economía y para nada nos arrojamos en esperanzas sin futuro. En otros tiempos esta distorsión sobre la Economía centro la actividad sobre las tasas de interés simple y llanamente como si esto por si mismo era la panacea para construir una sociedad prospera. Cosas de los analistas bancarios no Economistas. Son factores pero no elementos por si mismos capaces de transformar lo necesario para unas sociedad distinta. No son los Economistas, los malos; si no los mercenarios oficiales dedicados al oficio de dar el titulo para validar errores.
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