Por: JOSE ISIDRO CORDERO
Lejos estoy de ser un experto en economía y en conocimientos relativos al comercio internacional. Simplemente, y como cualquier persona con inclinación a leer, tengo ciertas nociones de esos aspectos de la actividad humana. Ya es alto conocida la disposición del Gobierno venezolano a mantener una economía sustentada en un mecanismo de importación de casi el 80% de los productos fundamentales para el normal desenvolvimiento del país, sobre todo, de productos para la dieta básica de la población.
Venezuela pasó, en corto tiempo, de ser una economía en procura de sustitución de importaciones a ser una economía de puerto; es decir, dejar los esfuerzos de producción interna de una gama de productos para las demandas del país y dedicarse a la importación haciendo uso excesivo de los recursos proporcionados por el petróleo. Desde luego, ese cambio en la concepción del proceso se inició con el estrangulamiento de todo el aparato productivo nacional.
Por esa vía, el Gobierno impulsó a los factores de la economía privada a entrar en el nuevo orden, ¿Qué significaba eso? Algo muy sencillo, el sector privado para mantenerse en el canal comercial debía recurrir a dos formas de actuación: Una, comprar productos con recursos monetarios propios, en efectivo, o adquirir productos mediante créditos. En ambos casos la operación comercial se establece pagando con monedas de circulación internacional. En la esfera comercial donde orbita Venezuela, el pago es con dólares. Ahora bien, si se da el primer caso: el sector privado comprando con sus propios recursos, digamos, comprando con sus propios dólares, y vendiendo en bolívares, para reponer sus inventarios de mercancía debe proveerse nuevamente de dólares. Si es el segundo caso: el sector privado obteniendo créditos del exterior, para pagar esa deuda debe hacerlo en dólares.
Pero, ¿cómo podría el sector privado volver a resarcirse de los dólares invertido o adeudados? Mediante compra al Gobierno, ente el cual, por efectos de la venta de petróleo, es el más grande depositario de divisas de la República. Aquí sale a flote la irresponsabilidad de quienes gestionan la cosa pública venezolana. A comienzos de este año, frente al reclamo del sector privado exigiendo el cambio de bolívares por dólares, el señor Diosdado Cabello, y no por ignorancia, dijo: “La burguesía pretende que le demos los dólares del pueblo”. Algunos aplaudieron esa bravuconada, pero el asunto no es así. Si el pueblo compró mercancía en bolívares, por no tener a disposición dólares, y el Gobierno es el depositario de los dólares del pueblo, a la hora de requerir la conversión de esos bolívares en dólares lo moral sería hacerlo sin poner trabas algunas; porque, de lo contrario, el Gobierno estaría empujando al pueblo a convertirse en maula, y a provocar el padecimiento actual: desabastecimiento total.
BRISAS SUAVES
ALGO CURIOSO Y plagado de verdades. Un amigo mío, cuya actividad económica estuvo por muchos años circunscrita al comercio exterior, me dijo la siguiente: “Todavía, en la década de los años ’80, incluso después del “Viernes negro”, los gringos nos acreditaban mercancías con pagos a futuro de 360 días (un año), y sin intereses. Lo hacían por la seriedad y solvencia de Venezuela; hoy nos piden pago adelantado, aun sabiendo de la disposición de los comerciantes a cumplir”. Creo imposible volver a esos niveles de confianza, pero es necesario intentarlo…
NO FUE UN GRITO detrás de una puerta, sino a la luz pública y asomando abiertamente la cara, esto dicho por Desmond Tutu, Arzobispo Anglicano de Sudáfrica y Premio Nobel de la Paz, reconocido como la “Conciencia moral de Sudáfrica”, referirse a la tragedia sufrida por Venezuela en cuanto al irrespeto a los Derechos Humanos: “El gobierno de Venezuela debe rendir cuentas por sus abusos a los derechos humanos. Podemos empezar por hablar en contra de las penas de prisión de numerosas figuras de la oposición. Por desgracia, voces importantes de vecinos de Venezuela en América Latina se han mantenido en silencio”. Queda a conciencia de mis lectores hacer las conjeturas pertinentes…
ES ASI. La MUD en el estado Sucre todavía no tiene resuelto el asunto de los candidatos a diputados a la Asamblea Nacional. Por una parte. Henry Falcón, jefe de Avanzada Progresista pide participación conforme al aporte de su fuerza partidista, y por la otra, los sectores independientes, apuntalando a Miguel Vásquez como líder, piden inclusión. Este viernes pasado, Fredis Guzmán, José Eduardo Rodríguez, César Yégres y yo, estuvimos acompañando a Fernando Luis Morgado, Director de la MUD en Sucre, y quien hace esfuerzos sobrehumanos por dilucidar el problema potenciando las posibilidades de triunfo, a una reunión convocada por los independientes. Fue una asamblea muy nutrida donde se expusieron argumentos muy sólidos y convincentes. Mi opinión: La MUD debe prestar oídos al reclamo de los independientes. Ellos son bastantes…
USTED VOLVERÁ a leerme.
Lejos estoy de ser un experto en economía y en conocimientos relativos al comercio internacional. Simplemente, y como cualquier persona con inclinación a leer, tengo ciertas nociones de esos aspectos de la actividad humana. Ya es alto conocida la disposición del Gobierno venezolano a mantener una economía sustentada en un mecanismo de importación de casi el 80% de los productos fundamentales para el normal desenvolvimiento del país, sobre todo, de productos para la dieta básica de la población.
Venezuela pasó, en corto tiempo, de ser una economía en procura de sustitución de importaciones a ser una economía de puerto; es decir, dejar los esfuerzos de producción interna de una gama de productos para las demandas del país y dedicarse a la importación haciendo uso excesivo de los recursos proporcionados por el petróleo. Desde luego, ese cambio en la concepción del proceso se inició con el estrangulamiento de todo el aparato productivo nacional.
Por esa vía, el Gobierno impulsó a los factores de la economía privada a entrar en el nuevo orden, ¿Qué significaba eso? Algo muy sencillo, el sector privado para mantenerse en el canal comercial debía recurrir a dos formas de actuación: Una, comprar productos con recursos monetarios propios, en efectivo, o adquirir productos mediante créditos. En ambos casos la operación comercial se establece pagando con monedas de circulación internacional. En la esfera comercial donde orbita Venezuela, el pago es con dólares. Ahora bien, si se da el primer caso: el sector privado comprando con sus propios recursos, digamos, comprando con sus propios dólares, y vendiendo en bolívares, para reponer sus inventarios de mercancía debe proveerse nuevamente de dólares. Si es el segundo caso: el sector privado obteniendo créditos del exterior, para pagar esa deuda debe hacerlo en dólares.
Pero, ¿cómo podría el sector privado volver a resarcirse de los dólares invertido o adeudados? Mediante compra al Gobierno, ente el cual, por efectos de la venta de petróleo, es el más grande depositario de divisas de la República. Aquí sale a flote la irresponsabilidad de quienes gestionan la cosa pública venezolana. A comienzos de este año, frente al reclamo del sector privado exigiendo el cambio de bolívares por dólares, el señor Diosdado Cabello, y no por ignorancia, dijo: “La burguesía pretende que le demos los dólares del pueblo”. Algunos aplaudieron esa bravuconada, pero el asunto no es así. Si el pueblo compró mercancía en bolívares, por no tener a disposición dólares, y el Gobierno es el depositario de los dólares del pueblo, a la hora de requerir la conversión de esos bolívares en dólares lo moral sería hacerlo sin poner trabas algunas; porque, de lo contrario, el Gobierno estaría empujando al pueblo a convertirse en maula, y a provocar el padecimiento actual: desabastecimiento total.
BRISAS SUAVES
ALGO CURIOSO Y plagado de verdades. Un amigo mío, cuya actividad económica estuvo por muchos años circunscrita al comercio exterior, me dijo la siguiente: “Todavía, en la década de los años ’80, incluso después del “Viernes negro”, los gringos nos acreditaban mercancías con pagos a futuro de 360 días (un año), y sin intereses. Lo hacían por la seriedad y solvencia de Venezuela; hoy nos piden pago adelantado, aun sabiendo de la disposición de los comerciantes a cumplir”. Creo imposible volver a esos niveles de confianza, pero es necesario intentarlo…
NO FUE UN GRITO detrás de una puerta, sino a la luz pública y asomando abiertamente la cara, esto dicho por Desmond Tutu, Arzobispo Anglicano de Sudáfrica y Premio Nobel de la Paz, reconocido como la “Conciencia moral de Sudáfrica”, referirse a la tragedia sufrida por Venezuela en cuanto al irrespeto a los Derechos Humanos: “El gobierno de Venezuela debe rendir cuentas por sus abusos a los derechos humanos. Podemos empezar por hablar en contra de las penas de prisión de numerosas figuras de la oposición. Por desgracia, voces importantes de vecinos de Venezuela en América Latina se han mantenido en silencio”. Queda a conciencia de mis lectores hacer las conjeturas pertinentes…
ES ASI. La MUD en el estado Sucre todavía no tiene resuelto el asunto de los candidatos a diputados a la Asamblea Nacional. Por una parte. Henry Falcón, jefe de Avanzada Progresista pide participación conforme al aporte de su fuerza partidista, y por la otra, los sectores independientes, apuntalando a Miguel Vásquez como líder, piden inclusión. Este viernes pasado, Fredis Guzmán, José Eduardo Rodríguez, César Yégres y yo, estuvimos acompañando a Fernando Luis Morgado, Director de la MUD en Sucre, y quien hace esfuerzos sobrehumanos por dilucidar el problema potenciando las posibilidades de triunfo, a una reunión convocada por los independientes. Fue una asamblea muy nutrida donde se expusieron argumentos muy sólidos y convincentes. Mi opinión: La MUD debe prestar oídos al reclamo de los independientes. Ellos son bastantes…
USTED VOLVERÁ a leerme.
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