Por: Econ. Antonio José Rivera Chávez
profetanoskagamus@yahoo.com
La guerra subterránea entre los Cuerpos de Seguridad del Estado y una “guerrilla hamponil” se viene desarrollando desde hace años con el uso perverso de esta situación por parte de la burocracia y el burocratismo por cuanto han entendido que el Hampa es una forma encubierta para “reprimir” a la sociedad civil y aterrorizarla además de hacerla altamente dependiente del factor Fuerza Armada para la defensa y conservación de la vida.
Sin embargo, por razones socio-económicas la naturaleza egocéntrica de las autoridades, su vida y uso de los recursos del Estado para su ostentación y disfrute han producido la necesaria distancia de intereses para que la delincuencia organizada se convierta en momentos de crisis Política Económica en un enemigo con poder fuego y experiencia, capaz de tomar ya no una Comisaría si no un Cuartel lo cual le da inestabilidad militar a la clase en el Poder que puede estar pensando en algún momento en eliminar los últimos beneficios constitucionales para ejercer el mismo como Dictatorial o aplicar un Estado de Excepción permanente para lo cual se requiere de un Centralismo total de la Fuerza Armada” de allí entonces que se esta produciendo esta ola represiva hacia las llamadas Misiones (vivienda)donde a la hora de confrontaciones los delincuentes se confundirían con los habitantes teóricamente adeptos al Sistema para atrincherarse y oponer resistencia con ventaja.
El acopio de armas, municiones y pertrechos militares es de varios años cosa que da Poder de Fuego respetable cuando se plantee una guerra desde los barrios o calles de las ciudades donde se dificultan las operaciones con armas pesadas, aviación, tanques, etc. El “hombre nuevo” de la dirección delictiva El PRAN por otro lado opera desde una posición de total ventaja y son estos responsables según se deduce de los sucesos que ocurren a diario funcionando como Comandantes de Grupos con obediencia total hacia el que además se estructuran como Comandantes con un Estado mayor dentro de cada cárcel para en la distancia e impunidad dirigir operaciones contra la Policía, la GN, el SEBIN, y cualquier fuerza de apoyo al Estado existente.
En entrevistas aparecidas en prensa han dejado en claro su condición de enemigos de los Cuerpos de Seguridad del Estado lo cual seria la excusa para la eliminación física de los miembros que ellos escogen para despojarlos de sus armas como si se tratara de un miembro de un Ejercito de ocupación. Los efectivos del hampa han demostrado en ciertos momentos no solo su fiereza si no además su conformación para combatir a las fuerzas del orden dado su entrenamiento casi diario cuando allá en lo alto del cerro sin impedimento alguno vacían sus armas (muchas veces de alto calibre) para afinar la puntería y hacerse de la experiencia necesaria para la hora de afrontar a los uniformados. Los malandros han entendido por otra parte como son necesarios para el Sistema para su propaganda no siendo combatidos a profundidad bajo el esquema de la lucha de clases y el lumpen como sub. Producto capitalista al cual le endilgan la culpa de su existencia sin reparar que una sociedad socialista que privilegia el trabajo no puede tener contemplaciones con quienes asaltan y matan trabajadores sin asomos de humanidad. El cuento de cuartel de los buenandros solo existe en la cabeza de quienes protegidos por docenas de guardaespaldas lanzan estas teorías desde la comodidad que le da su condición de dirigentes del proceso. Ese invento actual de la operación Liberación del Pueblo carece de una estructura organizativa permanente capaz de erradicar de un todo a las bandas realmente para-militares que en su momento puedan agruparse con Organización y Métodos para cometer hechos ya no contra la vida del hombre común si no poner en peligro la estabilidad del Estado como tal para dejar al venezolano a la buena de Dios sin protección alguna.
profetanoskagamus@yahoo.com
La guerra subterránea entre los Cuerpos de Seguridad del Estado y una “guerrilla hamponil” se viene desarrollando desde hace años con el uso perverso de esta situación por parte de la burocracia y el burocratismo por cuanto han entendido que el Hampa es una forma encubierta para “reprimir” a la sociedad civil y aterrorizarla además de hacerla altamente dependiente del factor Fuerza Armada para la defensa y conservación de la vida.
Sin embargo, por razones socio-económicas la naturaleza egocéntrica de las autoridades, su vida y uso de los recursos del Estado para su ostentación y disfrute han producido la necesaria distancia de intereses para que la delincuencia organizada se convierta en momentos de crisis Política Económica en un enemigo con poder fuego y experiencia, capaz de tomar ya no una Comisaría si no un Cuartel lo cual le da inestabilidad militar a la clase en el Poder que puede estar pensando en algún momento en eliminar los últimos beneficios constitucionales para ejercer el mismo como Dictatorial o aplicar un Estado de Excepción permanente para lo cual se requiere de un Centralismo total de la Fuerza Armada” de allí entonces que se esta produciendo esta ola represiva hacia las llamadas Misiones (vivienda)donde a la hora de confrontaciones los delincuentes se confundirían con los habitantes teóricamente adeptos al Sistema para atrincherarse y oponer resistencia con ventaja.
El acopio de armas, municiones y pertrechos militares es de varios años cosa que da Poder de Fuego respetable cuando se plantee una guerra desde los barrios o calles de las ciudades donde se dificultan las operaciones con armas pesadas, aviación, tanques, etc. El “hombre nuevo” de la dirección delictiva El PRAN por otro lado opera desde una posición de total ventaja y son estos responsables según se deduce de los sucesos que ocurren a diario funcionando como Comandantes de Grupos con obediencia total hacia el que además se estructuran como Comandantes con un Estado mayor dentro de cada cárcel para en la distancia e impunidad dirigir operaciones contra la Policía, la GN, el SEBIN, y cualquier fuerza de apoyo al Estado existente.
En entrevistas aparecidas en prensa han dejado en claro su condición de enemigos de los Cuerpos de Seguridad del Estado lo cual seria la excusa para la eliminación física de los miembros que ellos escogen para despojarlos de sus armas como si se tratara de un miembro de un Ejercito de ocupación. Los efectivos del hampa han demostrado en ciertos momentos no solo su fiereza si no además su conformación para combatir a las fuerzas del orden dado su entrenamiento casi diario cuando allá en lo alto del cerro sin impedimento alguno vacían sus armas (muchas veces de alto calibre) para afinar la puntería y hacerse de la experiencia necesaria para la hora de afrontar a los uniformados. Los malandros han entendido por otra parte como son necesarios para el Sistema para su propaganda no siendo combatidos a profundidad bajo el esquema de la lucha de clases y el lumpen como sub. Producto capitalista al cual le endilgan la culpa de su existencia sin reparar que una sociedad socialista que privilegia el trabajo no puede tener contemplaciones con quienes asaltan y matan trabajadores sin asomos de humanidad. El cuento de cuartel de los buenandros solo existe en la cabeza de quienes protegidos por docenas de guardaespaldas lanzan estas teorías desde la comodidad que le da su condición de dirigentes del proceso. Ese invento actual de la operación Liberación del Pueblo carece de una estructura organizativa permanente capaz de erradicar de un todo a las bandas realmente para-militares que en su momento puedan agruparse con Organización y Métodos para cometer hechos ya no contra la vida del hombre común si no poner en peligro la estabilidad del Estado como tal para dejar al venezolano a la buena de Dios sin protección alguna.
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