domingo, 23 de agosto de 2015

Opinión: Para salvar la república

Por: JOSÉ ISIDRO CORDERO

Hace tres décadas, en un documento denominado: “El Liderazgo Nacional”, la Comisión Presidencial para la Reforma del Estado (COPRE) recogió una serie de opiniones de varios líderes venezolanos de sostenida actividad en el quehacer del país para la época.

El primer volumen publicado recoge opiniones de dirigentes con posiciones ideológicas diversas, pero coincidentes en la idea de redimensionar la estructura del Estado venezolano a fin de hacerlo más operativo en su función de expandir una gestión garantizadora del bienestar común general. La corriente de opinión dejada fluir por esos actores apuntaba a la necesidad de enfrentar y solucionar con la debida eficacia –entre otros- cuatro situaciones básicas obstaculizadoras de un avance dinámico hacia el progreso de la República: Una, la tendencia macrocefálica del Estado, específicamente el complejo giro del Gobierno hacia abarcar en sus manos todos los aspecto de la vida nacional. Dos, a propósito de la anterior, la perniciosa centralización de todas las actividades de la gestión pública en la capital de la República. Tres, la desproporcionada distribución espacial de los factores industriales surgentes, lo cual conllevaba a una estrangulación de algunas regiones en exagerado beneficio de otras. Cuarta, la improductiva continuidad del gasto consuntivo de los recursos económicos y financieros de la Nación.

Frente a esas situaciones señaladas, los líderes consultados alertaban sobre el peligro de seguir por esa senda, y, en consecuencia, aceptando la parte de responsabilidad, de unos más y otros menos, en lo tocante a la presencia o auge de esos problemas, comenzaron a dar muestras de preocupación con cara abierta hacia el país. Lo hicieron sin el empeño sectario ni dogmático de apelativos ideológicos contaminantes.

Actualmente, agravados en magnitud exorbitante los problemas indicados, y frente al inminente peligro de un desfase incontrolable hacia la extinción de la República, una esperanza vuelve a asomar en el horizonte sus inclinaciones correctivas. Se trata de las elecciones parlamentarias. Desde la Asamblea Nacional, con diputados conscientes de la calamidad por la cual caminamos, dispuestos a sacrificarlo todo para salvarnos del desastre, se puede comenzar a poner correctivos, cuyas acciones iniciales estarían orientadas a separar de la gestión pública a todos aquellos inclinados a perdurar en el deseo de malograr al país. El compromiso de salvar al país lo han adquirido los candidatos a diputados inscritos en la línea de oposición.

El Gobierno sabe de la disposición de las masas populares a inclinarse por un cambio; por ese motivo pretende, a toda costa, llevar la campaña electoral de las parlamentarias al plano de ser percibidas como una pugna entre políticos ambiciosos y no una lucha por volver a las buenas ideas de poner al país en ruta hacia el progreso, bajo auténtica democracia.

BRISAS SUAVES

¡SI ALGÚN OTRO pudiera imitarlo! Cualquiera sean las diferencias, en lo ideológico-doctrinario o en la praxis política, frente al Gobernador Aristóbulo Isturiz, no reconocerle su preocupación por dinamizar los factores económicos y sociales del estado Anzoátegui, sería un error de cálculo inadmisible. Ciertamente, el Gobernador Isturiz debe encontrar oposición en su fanático apego a esa indigerible idea socialista del siglo XXI, la cual lo lleva a situarse en trincheras de inaccesible acercamiento a la concertación; pero en su empeño por colocar a la Entidad Federal administrada por él, necesita imitadores…

A NADIE, EN SANO juicio, se le ocurriría negar la conmoción de horror provocada por un crimen como el cometido en la señora, quien fue descuartizada, tal vez, diríamos, con la mayor sangre fría. Crímenes tan abominables como ese sólo en una sociedad de profunda descomposición moral. Quizás, crimen igual de horrendo pudiéramos encontrar en la acción ejecutada contra Venezuela en los últimos dieciséis años. Contra la Venezuela, un poco ingenua, la cual viniendo a paso forzado, con algunas dificultades, tenía en su mochila suficiente abastecimiento alimentario; gozaba de una gama aceptable de medicamentos; se solazaba en un nivel de seguridad personal envidiable; propendía, con cierto desahogo, a una actitud de ahorro económico. Pues, esa Venezuela fue descuartizada por unos desalmados, los cuales, para emplear una expresión del régimen, ya están detectados…

¡QUÉ MANÍA DEL señor Diosdado Cabello, de querer ser tan malvado como el señor Lorencini, del cuento Pinocho! Siente envidia de todos; persigue a inocentes y su condición de avaricia le brota por los poros. Según buenos informantes, en estos días pasados hubo una reunión nuclear muy privada de la cúpula del madurocabellismo, para tratar el caso de la posible puesta en libertad del señor Leopoldo López y Diosdado formó un berrinche negándose a aceptar un acto de esa naturaleza. Dudo de la negativa, por cuanto mucha gente dice: “Diosdado le prometió a Shannon ayudar a la transición, si le borraban algo de sus andanzas divulgadas en los medios de comunicación”. Tengo entendido, él cumple con la palabra empeñada…
USTED VOLVERÁ a leerme.

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