domingo, 11 de octubre de 2015

Opinión: Desprendimiento de máscaras

Por: JOSÉ ISIDRO CORDERO

Cuando la vigencia del Conejo Supremo Electoral, sus integrantes, reemplazados cada cinco años, eran postulados por los partidos políticos mayoritarios y los designaba el Congreso Nacional de la República (Senadores y Diputados). Inmediatamente a sus designaciones se les exigía un comportamiento exento de tendenciosas manifestaciones partidistas.

Hubo procesos electorales donde surgieron situaciones muy delicadas, debido a resultados bastante estrechos entre contendientes. Un caso concreto fueron los resultados de las elecciones de 1968; Rafael Caldera, de Copei, obtuvo 1.081.000 votos, contra 1.050.000 obtenidos por Gonzalo Barrios, candidato de Acción Democrática, partido en ejercicio del poder con Raúl Leoni como Presidente de la República. La diferencia fue apenas de 31.000 votos; eso ocasionó reclamos y petición de revisión de resultados, lo cual detuvo por espacio de casi un mes el acto de proclamación. El trabajo de revisión fue de una transparencia inobjetable, eso reafirmó más el criterio del Presidente Leoni, de admitir el triunfo de Caldera. No se puede negar, en la época comentada y en el fragor de las campañas electorales, los gobiernos trataban de arrimar, con cierta precaución, la brasa hacia su sardina mediante obras proselitistas; sin embargo, nada tan pronunciado, descarado y abusivo como en los tiempos actuales.

En cuanto a la integración del cuerpo rectoral del ahora denominado Consejo Nacional Electoral (CNE) la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece su Artículo 296: “El Consejo Nacional Electoral estará integrado por cinco (5) personas no vinculadas a organizaciones con fines políticos…”Sin embargo, los mecanismos establecidos para seleccionar, escoger y designar a esas personas burla tal norma y no deja dudas sobre sus vínculos políticos, en cuatro quintas partes, con los partidos oficialistas. Esa correlación ha sido aceptada por la sociedad en espera de un comportamiento, por lo menos, donde se conserven las apariencias. No ha sido así, el descaro es abrumador.

En su más reciente alocución, a través de los medios de comunicación y en cadena nacional, Tibisay Lucena, rectora presidenta del Consejo Nacional Electoral, se dejó de delicadezas y con decisión inusitada se desprendió la máscara exponiendo públicamente, y sin ningún recato, su condición de persona perteneciente al bloque de organizaciones políticas oficialistas. Dijo cosas espeluznantes en boca de una persona con responsabilidad institucional. Después de agredir como mejor quiso a los sectores de oposición, largó esta perlita: “Voto mata encuestas”. Estaba bien claro, se refería al hecho inminente, revelado por todos los sondeos de opinión, los cuales señalan: El Gobierno pierde las elecciones parlamentarias. Esa eventualidad le duele a Tibisay.

BRISAS SUAVES

LO DICEN EN LA calle. Según los habladores, Luis Acuña, Gobernador de Sucre, confesó: “He sido engañado por la señora de Rafael Ramírez, presidenta de la Fundación PDVSA La Estancia”. Según, esa expresión la descargó en encerrona donde sólo participaron, Yelitza Santaella, Gobernadora del estado Monagas y Vicepresidenta Nacional del PSUV para el oriente del país; David Velásquez, Alcalde del municipio Sucre y el señor Gobernador. Todo vino porque la Gobernadora Santaella les dio tremendo regaño debido al retraso de las obras para los 500 Años de Cumaná, sobre todo los trabajos de la plaza Bolívar. Entonces el Gobernador se defendió con la expresión indicada, porque, en palabras de él, la señora de Ramírez le habló de una modesta remodelación a la plaza y ha venido resultando una ejecutada sin proyecto, sin nombre, sin profesionales responsables, sin fecha precisa de terminación y con ausencia de claridad en la inversión. No me animo a darle mucho crédito a ese comentario, llegado a mí por vía callejera, porque, ¿cómo lograron captar ese diálogo, si fue una encerrona? Pero eso último de la falta de claridad en la inversión, cuando se les ocurre hacer alguna, parece ser cultura de gestión en el gobierno actual…

A NADIE SE le ocurriría pensar lo contrario. Un suramericano (argentino), el Papa Francisco, ha dicho, para consuelo y satisfacción nuestra: “Conozco muy bien los problemas de Venezuela”. Para mí, el Papa Francisco se reservó el complemento, el cual, en interpretación cristiana, pudiera ser: “Y no dejaré de buscarle solución, así como lo estoy haciendo con los problemas de Cuba”. Si la preocupación está centrada allí, entonces no cabe dudas, vamos a buen final…

ALGUNOS ANALISTAS DE datos estadísticos se empeñan en decir: “Casi en 70% ha caído el consumo de carne de res en Venezuela”. Planteado así, la interpretación es: los venezolanos, tal vez como los indianos, se resisten a comer carne de res, y eso no es verdad. Se debería decir: “En Venezuela la producción de carne de res se redujo en casi un 70%, gracias a la iniciativa del gobierno actual de acabar con las actividades agropecuarias”; eso sí verdad…

SE METIÓ ENTRE los pasillos de las exquisiteces gastronómicas venezolanas el ambrosiano “Helado Elito”, producto cumanés; así lo patentiza El Universal en su edición del domingo 04-10-2015. Felicito a los industriales Mariel Rocha de Rodríguez y Elio Rodríguez Toledo, fabricantes de ese manjar…
USTED VOLVERÁ a leerme.

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