viernes, 27 de noviembre de 2015

Opinión: Aventuras de un pendejo errante

Por: Tony Rivera Chávez
profetanoskagamus@yahoo.com

El amanecer atrapa a Juan Pendejo, el Pensionado Heroico, en una cola clasificada para obtener un documento oficial donde el aburrimiento y el plantón se refleja como en el transcurrir de una oficina donde no hay afición por el servicio publico y en su lugar se descorre una infraestructura de mercado libre desde donde se obtiene a razón de los tristes bolívares desfarata’os el alquiler de una silla incomoda y hasta un cafecito o el misterio descubierto de sacar el documento sin descuento pero con pronto pago de millones para salir del asunto con rapidez revolucionaria. Siempre como es costumbre ahora hay un militar en carrera para ordenar la fila y practicar con los civiles las teorías de orden cerrado aprendidas en el cuartel.

No hay discriminación y será lo único igualatorio porque mujeres, niños,ancianos y afines deben calarse el tormento de la espera.Asi pasan las horas y no hay movimiento aun después de dos horas de la anunciada para iniciar el trajín burocratico.La modorra con arrechera invade a la mayoría es la enfermedad de este tiempo:La modochera.

De repente se oye un rumor en crescendo y de una masa de camionetas todas brillantes, pulidas y nuevas se tiran como en asalto militares, policías y jaladores pues cual Reina de Guisolandia se aparece una mujer la cual algunos identifican bajo el grito de: ¡Llego la Presidenta¡. Es como en las avenidas donde los comercios al unísono levantan la Santamaría todos a uno.Las taquillas se abren con retrazo pero sin bostezos mientras la burócrata sin decir nada con su presencia ordena trabajar y cual fabrica del burocratismo establecido se encienden las pantallas de las computadoras y se requiere el “numero”para pasar al lugar divino donde el burócrata o la burócrata le darán los Buenos Días si están de humor. Son las diez de la mañana. A veces según cuentan algunos “colistas” al llegar la Súper-Jefa se reúne el burocratismo centralizado y se tardan otras horas para despachar a los obedientes requerientes de un documento.

Juan Pendejo,analiza, la parte “revolucionaria” desde donde deduce que, la desigualdad impera en esta revolución en cada suspiro de desilusión de la mayoría de estos empleados que llegan en busetas o en Metro para cumplir un horario mientras perciben un sueldo básico (mas bien enano) para subsistir, sin sindicato, con el ras con ras, sin hablar como Ley del Silencio ante la diferencia abismal entre el trabajador y el “supervisor” algunas veces en una de “justicia” los niveles superiores dejan hacer a los mas “revolucionarios-colaboradores” para nivelarse el sueldito como acto de transformación nominal caritativo y cristiano.¡Pobrecito mis empleados¡ La burócrata mayor tiene cocinero, partida especial para la comida,a veces inclusive la comida viene del exterior,viajes pagos, peluqueras, manicuristas, guardaespaldas, guarda cuentas en el exterior,choferes,periodistas,etc todo a la Caja Registradora del Estado para que firmen todo y no averigüen nada y además por este sacrificio intelectual de firmar lo imposible obtiene bonos millonarios de eficiencia.Entonces cuando bajan las puertas de las taquillas para almorzar para reiniciar en la tarde como siempre a Juan Pendejo le entra la CIA(Corriente Interna de Arrechera) y lanza al aire su grito de guerra: ¿Qué socialismo es este? Pajuatos.

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