Por: José y Luis López Rafaschieri
@MorochosLR
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La
terrible crisis económica, que vive Venezuela, ha sido explicada por el
actual gobierno como una conspiración del capitalismo internacional y
la burguesía criolla, quienes supuestamente tienen el propósito de
"inducir" el caos y desestabilizar el ejercicio de Nicolás Maduro y sus
políticas chavistas. De acuerdo con los voceros del PSUV, la escasez, la
inflación, la falta de producción y la corrupción, nada tienen que ver
con los 17 años que lleva el partido de gobierno administrando un modelo
económico inspirado en el socialismo cubano.
Abriendo
el año, Maduro propone que se le apruebe el Decreto de Emergencia
Económica, un conjunto de medidas especiales que le aumenten la
capacidad de expropiar, confiscar, prohibir y racionar, con lo que,
afirma el oficialismo, ahora sí podrán resolverse los problemas
económicos del país.
El
gobierno de Maduro pareciera olvidar que, con esa fábula de la Guerra
Económica y "los pelucones", afrontó el PSUV las elecciones para la
Asamblea Nacional del pasado 6 de diciembre, confiado en que el pueblo
seguiría poniendo de lado el hambre, y continuaría esperando la
redención prometida por Hugo Chávez. Los resultados del 6D hicieron
polvo el cuento y la confianza del PSUV. Ese día, la gente le dio un
contundente mensaje de cambio al gobierno, le dijo que lo culpaba de la
situación económica y que estaba harto de peleas, expropiaciones y
paralización de la producción nacional.
Con
este Decreto de Emergencia Económica, Maduro está proponiendo lo mismo
que en la campaña electoral para el 6D, que tan mal negocio resultó para
el gobierno. ¡Increíble que no pueda verlo! ¿Será que cree que la
aplastante mayoría que rechazó esa oferta electoral, en diciembre,
cambió de parecer en tan pocas semanas? A lo mejor piensa que como
incorporó a Aristóbulo Istúriz a la Vicepresidencia, vamos a decir:
"Oye, ahora sí quiero que siga la corrupción y la escasez, porque entró
Aristóbulo al gabinete".
En
todo caso, Maduro debía venir con un decreto de Rectificación
Económica, que corrigiera las malas medidas tomadas por su
administración y sus consecuencias. Eso, seguramente, habría sido
percibido como un gesto de buena fe y sensatez de su parte.
Entender
lo que ocurrió el 6D, así como el alcance que ese resultado electoral
tiene para las decisiones que se tomen en 2016, es crucial para gobierno
y oposición. Insistir en el Decreto de Emergencia Económica, y en la
fracasada ideología que lo acompaña, sería ignorar el mensaje que el
pueblo expresó en diciembre.
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