Por: Dr. Héctor Márquez
Psicólogo Clínico y Teólogo
Venezuela es un país tan inmensamente rico que lo único que hemos necesitado para subsistir es, literalmente, explosionar la tierra. Nuestro enfoque no ha sido labrar en el suelo lo que necesitamos, sino sacar del suelo un producto para la venta (petróleo, hierro, oro, aluminio, etc.). Este sólo hecho ha creado una forma de vida donde la primacía es comercializar sin producir. En cierta forma, ganarse la vida de la manera más fácil posible.
Lo antes dicho lo afirmo así porque es más fácil vender que producir, pues producir exige procesos continuos, complejos y evolutivos, donde la formación intelectual es imprescindible, mientras que vender es un suceso puntual que no requiere más que comprar y tener un lugar de venta.
No crea usted que estoy manifestando que los venezolanos somos flojos pues no estoy haciendo tal proposición. Lo que estoy diciendo es que adquirimos, especialmente durante los últimos 100 años de nuestra historia, una filosofía productiva que no es productiva porque no produce lo que necesitamos para vivir sino lo que necesitamos para comprar. Por esta misma razón somos una sociedad de revendedores.
Vivir para comprar sin importar producir se observa en la búsqueda de mecanismos sencillos y rápidos del venezolano para obtener dinero, so pena de abandonar labores productivas, porque las mismas, como sembrar, criar animales o fabricar ventiladores, requieren de mayor esfuerzo y paciencia, lo cual se traduce en una inversión de tiempo importante que haría más lenta la posibilidad de hacer el mismo billete que se puede lograr al comprar para revender cualquier cosa. No es cuestión de ser flojo pues revender exige trabajo, sino que es cuestión de valor y cultura.
¿Cuál cultura? Las que imperan en Venezuela: La de la buhonería, la de ver el campo como un espacio para ignorantes que trabajan como peones de telenovelas, la de dedicarse a lo que da dinero rápido y no a lo que beneficia a todo el país, la de no capacitarse académicamente en una ciencia y arte que lo haga productivo pues billete mata título, y la de registrar empresas cuyo objetivo mercantil es vender algo, no producirlo... ¿Cuáles valores? Los que se relacionan con la idea de ser más "pilas" que los demás, de sacar el máximo y no el justo de ganancia a un producto, de verlo todo hecho ya mismo sin perseverar en una meta, de despreciar la formación intelectual, de darle valor a la gente por lo que tienen y no por lo que son y producen para el mundo, de no plantearse trascender sino tener...
El creador extrae especialmente sus ideas y su ingenio para multiplicar lo que forja con su talento, para ello no mira la tierra como su fin de producción sino como el medio para lograr sustento y prosperidad. El creador es el auténtico ser productivo.
"Buena es la sabiduría, y sumada a una herencia es más provechosa aún para los que viven en este mundo. Porque la sabiduría protege lo mismo que el dinero, pero la sabiduría tiene la ventaja de darle vida a quien la posee" (Ecle. 7:11-12).
e-mail: valoresparavivir.fe@gmail.com / Twitter: @valorespavivir
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Venezuela es un país tan inmensamente rico que lo único que hemos necesitado para subsistir es, literalmente, explosionar la tierra. Nuestro enfoque no ha sido labrar en el suelo lo que necesitamos, sino sacar del suelo un producto para la venta (petróleo, hierro, oro, aluminio, etc.). Este sólo hecho ha creado una forma de vida donde la primacía es comercializar sin producir. En cierta forma, ganarse la vida de la manera más fácil posible.
Lo antes dicho lo afirmo así porque es más fácil vender que producir, pues producir exige procesos continuos, complejos y evolutivos, donde la formación intelectual es imprescindible, mientras que vender es un suceso puntual que no requiere más que comprar y tener un lugar de venta.
No crea usted que estoy manifestando que los venezolanos somos flojos pues no estoy haciendo tal proposición. Lo que estoy diciendo es que adquirimos, especialmente durante los últimos 100 años de nuestra historia, una filosofía productiva que no es productiva porque no produce lo que necesitamos para vivir sino lo que necesitamos para comprar. Por esta misma razón somos una sociedad de revendedores.
Vivir para comprar sin importar producir se observa en la búsqueda de mecanismos sencillos y rápidos del venezolano para obtener dinero, so pena de abandonar labores productivas, porque las mismas, como sembrar, criar animales o fabricar ventiladores, requieren de mayor esfuerzo y paciencia, lo cual se traduce en una inversión de tiempo importante que haría más lenta la posibilidad de hacer el mismo billete que se puede lograr al comprar para revender cualquier cosa. No es cuestión de ser flojo pues revender exige trabajo, sino que es cuestión de valor y cultura.
¿Cuál cultura? Las que imperan en Venezuela: La de la buhonería, la de ver el campo como un espacio para ignorantes que trabajan como peones de telenovelas, la de dedicarse a lo que da dinero rápido y no a lo que beneficia a todo el país, la de no capacitarse académicamente en una ciencia y arte que lo haga productivo pues billete mata título, y la de registrar empresas cuyo objetivo mercantil es vender algo, no producirlo... ¿Cuáles valores? Los que se relacionan con la idea de ser más "pilas" que los demás, de sacar el máximo y no el justo de ganancia a un producto, de verlo todo hecho ya mismo sin perseverar en una meta, de despreciar la formación intelectual, de darle valor a la gente por lo que tienen y no por lo que son y producen para el mundo, de no plantearse trascender sino tener...
El creador extrae especialmente sus ideas y su ingenio para multiplicar lo que forja con su talento, para ello no mira la tierra como su fin de producción sino como el medio para lograr sustento y prosperidad. El creador es el auténtico ser productivo.
"Buena es la sabiduría, y sumada a una herencia es más provechosa aún para los que viven en este mundo. Porque la sabiduría protege lo mismo que el dinero, pero la sabiduría tiene la ventaja de darle vida a quien la posee" (Ecle. 7:11-12).
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