lunes, 25 de abril de 2016

Opinión: Prioritario solucionar el problema común

Por: JOSÉ ISIDRO CORDERO

Innegable, los venezolanos andamos por oscuro túnel plagado de múltiples calamidades, cuya tarea en busca de salida hacia horizonte franco, en ocasiones desalienta la voluntad ¿Por qué se nos presenta esa condición desalentadora de la lucha? Nada entreverado ni de difícil asimilación; simplemente: vamos a tienta en la idea de avistar algún rayo de luz y en ese andar sin brújula la conducción es asumida por una pluralidad empeñada en cortar las líneas de una estrategia común, como si se aprestara a “pescar en río revuelto”.

Decía un pensador, si mal no recuerdo, de la Roma antigua: “Ningún viento le es favorable a quien no sabe para dónde va”. Entonces, en el caso de Venezuela, determinado por la urgencia de disipar sus calamidades, se debe iniciar la búsqueda de soluciones precisando con mucha claridad cuál es el problema principal a combatir y el método para lograrlo; es decir, definir para dónde vamos; ello presupone establecer un principio ético, basado en dos condiciones ineludibles: poner en sitio de nulo estorbo a las aspiraciones y mantener férreamente controladas a las ambiciones de carácter personal.

En las difíciles circunstancias por las cuales atraviesa el país, sostengo el criterio de que el problema, hoy en día, de todos los venezolanos, en sus deseos de consolidarse como una sociedad moderna, propensa a abrir caminos de prosperidad para la totalidad de sus integrantes, es la terquedad del Gobierno en mantener un modelo de administración puntualmente concebido para anclarnos en la pauperización y garantizarse así la permanencia, por siglos, en las instancias de poder. Desde esta óptica, la pluralidad de ideas, planteamientos y aspiraciones debe convertirse en una singularidad infranqueable con miras a liquidar al Gobierno.

Muchos ejemplos hay, de cómo derribar un gobierno cuando se trabaja bajo la influencia de un objetivo común y sin la interferencia de aspiraciones personales. El ejemplo temporal y geográficamente más cercano a nosotros, es el caso de Chile respecto a Augusto Pinochet. Los chilenos se propusieron sacar a Pinochet de la Presidencia de la República. Lo lograron gracias a haber internalizado, la dirigencia, la convicción de ser ese el objetivo fundamental; ello recomendó dejar a un lado toda aspiración obstaculizante. Por cierto, a mitad de esta semana pasada murió el hombre a quien le asignaron la misión de, desalojado Pinochet, unificar todos los criterios para el logro de un Chile con amplios caminos de prosperidad: Patricio Aylwin, por quien el pueblo chileno da muestra de agradecimiento por el legado, con características de eterna vigencia, de que la decencia patriótica, la altura de miras y la buena política son posibles, por tanto, se debe actuar en consecuencia.

BRISAS SUAVES

¡POR FIN ALGO sensato sale de la boca de la señora Delcy Rodríguez, canciller de la República de Venezuela! Ella, al firmar el Acuerdo de Paris contra el Cambio Climático (Acuerdo considerado por la opinión internacional como un éxito al ser suscrito por 171 países, incluyendo a Estados Unidos y China, los más grandes emisores de gases tóxicos a la atmosfera), manifestó: “El Acuerdo de París supone el compromiso certero de todos los gobiernos, pero también de cada ciudadano del mundo”. Por supuesto, la cercanía de la pérdida del poder recomienda hacerse acompañar con la cautela…

SOSPECHAS DE ASUNTO muy raro en la administración del Cuerpo de Policías del Estado Sucre. Me llegan informaciones de varios municipios, referentes al maltrato dispensado a los exagentes policiales en condición de prejubilados y jubilados. Según, a una abultada cantidad de jubilados, transcurridos varios años de haber quedado fuera de servicios, todavía no les han entregado lo correspondiente a prestaciones sociales. Y, algo insólito, a los prejubilados sólo les pagan, por concepto de sueldo quincenal, menos de Bs. 2.000,00. Señor Secretario General de Gobierno, usted, responsable del funcionamiento de la policía, podría decirnos por qué eso tan anormal…

HE OBSERVADO CON detenimiento al Presidente Nicolás Maduro en algunas de sus últimas apariciones por televisión, y noto en él los rasgos de una persona agobiada, como si soportara sobre sus hombros un peso superior a su capacidad de aguante, como si estuviera pasando por el trance de lo conceptualizado por los psicólogos “síndrome de agobio postraumático”. Tal vez eso sea resultado de lo sabido por mucha gente: Maduro quiere escapar de la Presidencia y ponerse a distante trecho, pero fuerzas sospechadas lo aguantan. Son fuerzas del mal, muy potentes. ¡Por favor, déjenlo ir! ¡Suéltenle las amarras!...

ESTE FIN DE SEMANA estuvo entre nosotros, acá en Sucre, el diplomático y analista de sucesos internacionales, Julio César Pineda. Nos trajo un mensaje cargado de optimismo al referirnos sobre su visión de cómo los gobiernos de evidente inclinación totalitaria de América Latina vienen cediendo espacio a la democracia. Así, citó los casos de Argentina, Bolivia y Brasil, para concluir: “El de Venezuela es cuestión de pocos meses. Pronto los veré a ustedes en posición de gobierno”…

¡A CARACAS, NI con el pétalo de una rosa! Siempre se ha dicho:” El miedo es libre”. El Gobierno raciona la energía eléctrica al país, pero sin incluir a Caracas. Tiene temor de desatar la furia del coloso, prefiere ejercer la discriminación… USTED VOLVERÁ a leerme.

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