viernes, 17 de junio de 2016

Opinión: ¿Saqueos espontáneos en Cumaná?

Por: Vrikson Iván Acosta Velásquez
Abogado / Ing. Sistemas / MBA
Vrikson.acosta@yandex.com

 El martes pasado, 14 de junio de 2016, se vivió un día de zozobra en Cumaná, cuando luego de una mañana “tranquila” con algunas vías cerradas por bloqueos y quema de cauchos, comenzaron saqueos en varios sitios de la ciudad.

Saqueos que no sólo fue de locales donde venden comida y medicina, sino que también asaltaron otro tipo de locales, como donde venden ropa o lentes. Incluso, de establecimientos relacionados con la industria alimenticia o farmacéutica, también se robaron objetos como cajas registradoras o estanterías. Por lo que lo sucedido en Cumaná, además de saqueos, fue vandalismo.

Ahora, la pregunta es, si esos hechos fueron espontáneos o no. Yo creo que sí.

Por hambre, y falta de comida, el pueblo puede llegar, en un momento de desesperación, asaltar un local donde vendan alimentos. Quizás, pero es más difícil que suceda, en donde vendan medicinas, a cuenta de personas y familiares enfermos que no consigan medicamentos.

Pero, es difícil creer que, decenas de motorizados, y otras tantas personas a pie, asalten, casi de forma simultánea, varios locales en una misma ciudad, para luego seguir con sus fechorías, saqueando otros sitios.

¿Quiénes se benefician política, y hasta económicamente, con esto?

Desde el miércoles he recorrido la ciudad, y aparte de la militarización, lo que se hay es soledad, tensa calma, paralización de casi todo. Hay largas colas en los pocos sitios abiertos para adquirir comida y medicinas.

Las pérdidas económicas son inmensas. Mucho más, entre otros, el tiempo perdido por falta de clases y la confianza en dueños en negocios no saqueados para volver a funcionar retomar su actividad comercial

Además, de los inmensos costos en curas a las decenas de heridos, traslados de militares a la ciudad y traslado de detenidos a tribunales y centros de reclusión no sólo fuera de la ciudad, sino también del estado Sucre. Pero sobre todo, el inconmensurable costo de pérdidas humanas.

Lo que sí ha sido de inmediato, es la multitud de reuniones, concentraciones, ruedas de prensa, declaraciones, denunciando culpables.

Agradezco los mensajes, correos, llamadas por el bienestar propio y de la familia, y de preocupación por la situación en Cumana, incluso de personas que tengo relación a través de grupos en redes sociales, y ni siquiera saben donde queda esta ciudad.

Lamentablemente, Cumaná ha saltado a la “fama” en los últimos días, tanto a nivel nacional como internacional, y no precisamente por su potencial turístico, cultural, gastronómico. No es ético aprovecharse de esta tragedia para “mercadear” la ciudad, y que el mundo entero se entere que existimos, dónde estamos.

El otro “beneficio”, (sí, es irónico decirlo), de lo sucedido, es que se suspendió el plan de racionamiento eléctrico. Por lo que en los últimos días, los habitantes de Cumaná, la Primogénita del Continente, hemos experimentado la continuidad del fluido eléctrico, tal cual lo hacen los habitantes de Caracas.

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