lunes, 11 de julio de 2016

Opinión: Diálogo para escudar

Por: JOSÉ ISIDRO CORDERO

¿Hasta dónde puede ser el diálogo, entre los actores políticos del país, un elemento de distensión con capacidad mitigar el estado de ansiedad de la sociedad venezolana y evitar una reacción de consecuencias impredecibles?

El asunto debemos entenderlo así. En situaciones de conflictos, de posiciones encontradas y de conductas rocosas, cualquier tendencia a dialogar es una esperanza de avance hacia los necesarios cambios. Pero, ¿puede llegarse al diálogo sin el establecimiento de unas condiciones o de unas directrices ordenadoras del camino a transitar? Eso es extremadamente imposible; el diálogo tiene como esencia evitar resolver o disolver nudos, cuya resistencia y permanencia pueden llevar al exterminio total, por tanto, se debe ir al diálogo en conocimiento de los puntos neurálgicamente difíciles. Si se llega al diálogo con agenda libre, o agenda a considerar después de sentarse alrededor de la m esa, puede éste desviarse hacia una conversación baladí, donde resalten los chistes, o quebrarse sin pasar del acuerdo de agenda.

Desde hace varios años se viene hablando en Venezuela de la necesidad de una jornada de diálogo, orientado a encontrar ideas convergentes y puntos comunes para sobreponernos a la crisis de todo orden por la cual atraviesa Venezuela. Si mal no recuerdo, uno de los primeros (tal vez no el primero, pero sí de voz resonante) ha sido Eduardo Fernández; su reiterativo y bien fundamentado llamado al diálogo ha encontrado sustancia nutriente en el declarado deseo -con difusión mundial- del Papa Francisco, de buscar solución a los problemas de América Latina y, de manera urgente, a los de Venezuela por la vía del diálogo para evitar el encumbramiento de la crisis humanitaria, la cual ya impone su voluntad de hambre y de miseria generalizada. Pues, como todos sabemos, este llamado a sentarse a ver los problemas en amplio horizonte, se venía postergando hasta ahora, hasta la entrada en escena de tres actores internacionales de gran presencia en América y el Caribe y de preocupación en el cuido de intereses.

Esos tres actores son: Por una parte, Cuba, cuya labor es espolear al Gobierno Nacional venezolano a sentarse a la mesa de diálogo, porque de lo contrario, seguir dando larga, manteniendo posiciones inamovibles pone en riesgo los conocidos beneficios. Por otra parte, Estados Unidos, país al cual no le favorece, en absoluto, la permanencia de un conflicto en Venezuela, cuya solución sólo se plantee en el terreno del extermino total; tiene muchos interese a cuidar, por ello incita al diálogo tratando de estimular a la oposición bajo garantía de apoyo internacional a la lucha desplegada por ella. El otro actor, es la Iglesia Católica. América es un continente de bastante fermento para sustentar la misión evangelizadora y, desde su irrenunciable opción por los pobres, estimulándolos a abrirse camino hacia la superación, no puede ni debe permanecer indiferente frente al pecado de la pauperización por donde quieren conducir a la grey venezolana; desde esa posición salvadora encuentra una luz en la disposición al diálogo y la aviva. Sin embargo, de darse el diálogo, ello sería buscando escudarse; por el lado del Gobierno, escudarse del golpe contundente a recibir en una consulta popular mediante el revocatorio; por el lado de la oposición, escudarse de un juicio negativo de la opinión internacional y del pueblo al asumir en ella una renuencia a buscar solución a los problemas reales. Pero, el desarrollo de los acontecimientos revela esto: Si el diálogo se produce, nada privará la preeminencia del revocatorio en los considerandos y la salida de Maduro -y desaparición del régimen- será inminente.

BRISAS SUAVES

NADA IMPRESIONANTE en esa denuncia. El presidente de Argentina, el señor Macri, en información recogida por el diario Clarín, expresó: “Encontramos un Estado castigado por la mentira y la corrupción”. ¡Señor Macri, eso no es sólo en Argentina! ¡Eso es el guión de actuación de todos los gobiernos adscritos al pensamiento bolivariano del siglo XXI! En Venezuela, la mentira desde el Gobierno es protocolar y permanente, y la corrupción es un modo de vida testimonial de los funcionarios públicos… ALGO ANDA SUBYACENTE. El diario El Universal, de orientación oficialista, en un resalte de primera página, reza: “El Parque Nacional el Ávila, además de ser fuente de vida y oxígeno para Caracas, alberga en sus extensos espacios una estructura productiva y vibrante que genera cinco mil empleos directos e indirectos, reuniendo agricultura, turismo y recreación”. ¿Y el Gobierno, en su afán de trastocar las nomenclaturas históricas, no le había cambiado el nombre a ese Parque? Al parecer las aguas vuelven a su cauce… ESTUVE EN CARACAS durante los días jueves y viernes de esta semana pasada, asistiendo, como público invitado por el IFEDEC, a un foro bajo la denominación: “Respuestas a la crisis”, cuyos ponentes fueron Monseñor Aldo Giordano, Nuncio Apostólico en Venezuela; Monseñor Ovidio Pérez Morales, Obispo emérito de Los Teques y Pedro Pablo Fernández Reyna, Director General del IFEDEC. Fue un extraordinario evento donde resaltó la idea de estar Venezuela encaminada a la superación de sus problemas a la vuelta de la esquina… ¿Y POR QUÉ NO dice eso también de Venezuela? Lo dijo Barak Obama: “Sea cual sea el gobierno, España seguirá siendo un aliado sólido”. Obvio, en Venezuela se le considera el primer agente del “imperio”… USTED VOLVERÁ a leerme.

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