martes, 20 de septiembre de 2016

Opinión: Mercosur, Venezuela inútil

Por: Tony Rivera Chávez
profetanoskagamus@yahoo.com

Realmente desde las perspectivas políticas en vigencia en la VENEZUELA de hoy su futuro se hace difícil si nos atenemos a la utilidad que debe generarse desde su territorio para la creación de valores económicos en la región la cual estratégicamente lo necesita para seguir su crecimiento en armonía con las circunstancias económicas del mundo. La fortaleza del petróleo era hasta un pasado reciente fuente suficiente en materia financiera para generar esa atracción hacia la inversión extranjera a sabiendas que se cumpliría con lo necesario para valorizar las empresas cuando se establecieran en el mercado nacional. Sus ganancias estaban garantizadas sin menoscabo del país por la afición por los controles burocráticos sobre la producción de bienes y servicios no para proteger a la industria o/y comerciantes nacionales sino para la alimentación monetaria de la burocracia y manipular el mercado.Los controles lejos de conformarse como aparato administrativo para el equilibrio entre empresas y consumidores se establecieron para favorecer unos pocos en detrimento del Presupuesto Nacional el cual siempre se nutre para su ejecución de las rentas y en especial de la generada por el petróleo.

Hoy día cuando MERCOSUR se torne difícil para aceptar las políticas económicas de Venezuela y se dan cuenta de que el tal socialismo es destrucción para el “valor económico” y su expansión dentro del dinamismo global capitalista integracionista se establecen “trabas” para su participación cuando en el fondo desde nuestro país se esta tratando de ideologizar la producción para limitar el libre juego de la oferta y la demanda desde donde la historia económica basada en la explotación del hombre por el hombre como factor de negatividad se antepone a la “ciencia económica” la cual además se complementa con la productividad y base legal en el contrato colectivo donde se discute el reparto de la plusvalía económica entre trabajadores y empleados.En Venezuela se desconocen los contratos colectivos y se explota al hombre por el burócrata pero bajo el esquema histórico emocional. Las Venas Abiertas de América Latina de Eduardo Galeano como Manual para el manejo de las empresas extranjeras aun cuando el “arco minero” de Guayana es entregado a cuenta de soberanía y contratos leoninos. Es desde estas circunstancias desde donde surge ese criterio de guerra económica cubanoide tergiversando la realidad cuando además el capitalismo de los precios petroleros a cien dólares el barril es bueno y de paz. Lo contrario se transforma en guerra si el mercado se ajusta a su propia razón de ser de equilibrar oferta y demanda. Una Venezuela inútil para este siglo XXI pretende establecer precios fijos del bien petróleo para establecer un monopolio como si las industrias no están sujetas a sus capacidades estratégicas y de mercados para su producción y costos. Eso si hubiera sido una guerra económica cuando el sindicato OPEP desde una razón dictatorial y no económica le impone precios al trabajador mas que a la burguesía y en Europa ese hombre sin capitales se sometía a las vicisitudes al no poder pagar un precio elevado por la energía para su movimiento y protección del medio ambiente.Mas bien lo de la guerra económica es una forma de someternos a un “estado emocional” especial para desde la explotación y ganancia en plusvalías emotivas mantenernos contra el capitalismo y hacernos creer que solo en su desaparición podremos ser libres y vivir en paz lo cual no solo es una farsa sino una necedad cuando los “Imperios alternativos” giran en torno al mercado y sus valores. Solo la obediencia al castrismo cubiche puede mantenernos en esos niveles de ceguera política-económica cuando la población joven de esta Nación se expresa por una salida hacia la libertad económica y política.

No solo nos apartaran del MERCOSUR sino de cualquier estructura política-económica donde el discurso pro-destrucción del sistema puede traducirse en alejar la inversión extranjera y en consecuencia negar los valores económicos o llevar a conflictos a los países participantes tal como ocurre con el MERCOSUR.

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