lunes, 21 de marzo de 2011

Luis Atay/"La educación y ciertos tips de algunas épocas"

Por Luis Atay

Pasaran los días, pasaran los años y; ni aun con un sismo cataclismático en las sentencias expresivas populares, dejaremos de decir o de escuchar que “tal tiempo, -pasado o presente-, fue mejor o peor que otro”.Las expresiones; respetando las personas, las épocas y los temas involucradas en los manifiestos, no tienen mucha variación en cuanto a los términos comparativos, y los mismos solo podrían diferenciarse; no tanto en el fondo de su contenido, sino en la forma de ser expresados. Contextualizándonos en el marco anterior; y remitiéndonos al hecho educativo, evidentemente deberíamos aumentar el grado de respeto a las opiniones; no tanto por su veracidad o falsedad, sino por aceptar el valor realmente importante que reviste para quien la emite y para quien la recibe o percibe.

Por supuesto, todos los actores del proceso enseñanza-aprendizaje, tienen sus propias características y caracterizaciones acordes con la época de su desempeño. El conocimiento; aunque en esencia sea el mismo, ha marchado con el paso de los tiempos; es decir, actualizándose sobre su propia marcha. Igual los docentes, quienes; indiscutible e independientemente por serle un medio efectivo para asegurar un mayor crecimiento profesional, económico y personal, han alcanzado niveles de superación académica por medio de estudios de postgrado, los cuales; basados en una mejor calidad, les debe permitir un desempeño mas efectivo y eficiente. No obstante; con o sin postgrados, muchos docentes han dejado sus nombres positivamente bien grabados en la memoria de sus educandos; así como también, en la historia del plantel y del lugar donde laboraron en su época respectiva. Otros, -con o sin postgrados-, pasaron o pasaran sin pena ni gloria, o; a lo sumo, dejando frases o anécdotas compensatorias de su deficiencia educativa; bien por su alta calidad humana, bien por comportamientos folklóricos; aunque en el fondo, -gracias a Dios-, la mayoría haya tomado ese camino por vocación y no por una necesidad de empleo.

El cuadro anterior pudiésemos ubicarlo en la llamada Educación tradicional o bancaria, donde; sin definir épocas ni entrar en barroquismos detallistas, -para bien o para mal-, se cumplía cuanto ordenaba el personal directivo o docente de un plantel escolar; casi siempre, sin escuchar las opiniones de los padres o representantes; y casi nunca, sin escuchar al alumnado y a la comunidad de su procedencia. Hoy; -mas para bien que para mal-, con estrategias pedagógicas y andragógicas muy criticas, todos somos participantes protagónicos del hecho educativo, y; como tales, se acrecienta el justo derecho a que se respeten nuestras opiniones. En la época actual, todos aprendemos de todos y debemos construir los saberes con las experiencias de todos.

Bien; aunque el serio cuadro anterior no es “harina de otro costal”, y discúlpesenos si se aprecia cierto tono humorístico o tendencioso nuestro, veamos, (y si es posible retratémonos), dos situaciones pasadas y presentes relacionadas con el hecho educativo, y; -compartiéndolas o no- saquen ustedes, (respetados lectores y lectoras), sus propias conclusiones:

Situación 1.-
Durante el primer día de clases, -luego de unas de las tantas vacaciones-, algún niño desea quedarse en la cama y no ir para la escuela.
1967.-A punta de correazos el padre o la madre lo sacan de la cama y se lo llevan a la escuela a empujones, diciéndole que en la casa no se va a quedar vagando: -¡usted tiene que ser un doctor¡, le recalcaban.. Desde ese momento, el niño “entiende” que debe levantarse temprano todos los días para ir a la escuela, so pena de repetírsele los correazos.

2011.-El padre o la madre despiertan al niño, lo enamoran y lo invitan para ir a la escuela, preguntándole si se siente bien o mal y si desea “algo” para complacerlo. El niño se niega, fastidiado; les dice que lo dejen dormir tranquilo, que lo dejen para mañana, les da la espalda y se vuelve a dormir. Al cuarto día el niño “decide” ir a la escuela.

Situación 2:
La maestra está explicando una clase y es interrumpida por las burlas de un niñito “adelantado”:
1967.-La maestra le “arrecuesta” un reglazo en cada mano y lo levanta por una oreja para llevarlo a un rincón hasta que termine la clase. A la salida, la maestra le explica lo ocurrido a los padres; estos hasta se lo agradecen, y le dan otra paliza al niño al legar a su casa, dejándolo castigado sin salir durante una semana. El niño nunca más vuelve a burlarse de la maestra.

2011.-La maestra, -sonriendo-, le dice al niño que no es bueno burlarse de la gente y lo invita para que no vuelva a ocurrir. Al otro día; el papa y la mama del niño van a hablar con la directora de la escuela, ya que la maestra “traumatizó” a su hijo gravemente, pues lo puso en ridículo al regañarlo delante sus compañeros. La maestra es llamada a la dirección y le abren un expediente. …...alguien susurra unas siglas: LOPNA.

Docentes de hoy, colegas de siempre; estos ejemplos, -sin ser tan paradigmáticos-, llevan implícita alguna metodología y estrategia pedagógica imperante en su época. Antes, durante y cercanamente después de 1967, aquellos Docentes ¡con D mayúscula¡, dieron hasta mas allá de cuanto podían dar apegados al cumplimiento de una política educativa oficial, la cual no excluía, -sin ser obligatorio-, lo que ahora seria una aberración. El alumnado, los padres y/o representantes, hacían lo propio Hoy; felizmente, se ha intensificado la implementación de nuevas políticas en función de mejorar la calidad de todo el servicio educativo; no obstante, los Simón Rodríguez, los Luis Beltrán Prieto Figueroa, los Pablo Freire, -tomados o no en cuenta-, nacieron antes y nacieron después.

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