Por: Yonny Galindo
yonnydg@gmail.com
Es desde la educación formal donde se pueden activar facultades y desarrollar aptitudes naturales, convertirlas en lenguaje que recurra al ars cogitandi: buen uso de la lógica, de la deducción y de la inducción (léase Morín en el Método, tomo III).
Todo esto se vuelve fáctico a través de un pensamiento que evidencia inteligencia, aptitudes mentales que requieren del uso integral y adecuado de los cinco sentidos. Una buena escuela y un maestro bien formado lo hacen posible. Esa es la educación que vendrá para nuestros muchachos en los días por venir, que son los del progreso.
Mucho florilegio filosófico fue lo que escribieron estos “intelectuales revolucionarios”, pero todo eso se quedó en el papel, puesto que la educación que se imparte en nuestro país sigue siendo la misma de hace muchas décadas, que en nada ha cambiado.
Sigue la escuela de hoy obstruyendo la espontaneidad de los niños y jóvenes, congelando su crecimiento cognitivo, dejándolos sin pericias para el uso de las nuevas tecnologías, también desguarnecidos ante la competitividad natural que surge en su entorno, cerrándole todos los caminos que lo lleven a su prosperidad individual y por añadidura familiar y de su comunidad.
Lejos de propender a cultivar en los muchachos las virtudes e iniciativas de independencia que le son necesarias para suplirse a sí mismos y hacer valer su personalidad e iniciativa, esta educación que reciben estrangula sus iniciativas y los deja a merced de un Estado que decidirá qué deben aprender y hasta dónde deben llegar.
Esto último se viene reforzando en estos 14 años de bolivarianismo que de ideario de Bolívar no tiene nada, toda vez que forma parte del proyecto político de país comunista.
Si no gana la democracia este 7-O, a las escuelas les espera ideologización e indoctrinamiento, con la justificación de que toda filosofía política tiene una filosofía de la educación. Fernando Savater, citando la obra de Durkheim “Pedagogía y Sociología”, dice: “El hombre que la educación debe plasmar dentro de nosotros no es el hombre tal como la naturaleza lo ha creado, sino tal como la sociedad quiere que sea; y lo quiere tal como lo requiere su economía interna (…) En todos los tiempos, tanto en el presente como en el pasado, nuestro ideal pedagógico es, hasta en sus menores detalles, obra de la sociedad.
”Eso tiene rango de verdad absoluta. Pero ya sabemos la filosofía política del continuismo chavista, que no es otra que el castro-comunismo, contrario a nuestra idiosincrasia libertaria y liberal, de tal manera que darle 6 años más a esto es embadurnar la educación de los niños y jóvenes con extraños y descontextualizados modelos de comportamiento, productividad e intereses; es robarles la voluntad, distanciarlos de todo lo que signifique esfuerzos, méritos, competitividad, superación individual, familiar y social. De ahí que lo que vamos a resolver los venezolanos en 68 días no es cualquier cosa.
Parafraseando a don Rómulo Gallegos anunciamos este solemne tiempo, decisivo para los destinos de la patria, que a Dios gracias, en el ambiente se advierten las señales que anuncian el advenimiento de un milagro político desde largo tiempo esperado.
A poco para que se materialice. Escasos 69 días para que por fin nos dejen estos miedos que tanto agobian a la familia. Cultivar al hombre para su enriquecimiento material y espiritual, con empoderamiento de ciudadanía, valores y virtudes para la convivencia y enseñarlo en democracia es la verdadera filosofía de la educación para el progreso con la que 28 millones estamos de acuerdo.
Con el alba, Dios mediante, vendrá. Es cuestión de votar este 7-O por Henrique Capriles.
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