JOSE ISIDRO CORDERO
ventanapan2@yahoo.com
El 28 de abril de 1945, en la traumatizada y desolada Italia, que se disponía a dejar atrás las impertinencias causadas por la Segunda Guerra Mundial, moría, ejecutado por el pueblo, el hombre otrora fuerte que la había llevado a esa incómoda circunstancia: Benito Mussolini, personaje que, envanecido sobre la cresta del poder, postulaba su indefendible condición de ser “El Enviado”. El hombre escogido para volver a colocar a Roma en la excelsitud imperial como veinte siglos antes. “El Duce Mussolini”, como así le decían sus compañeros de partido, pasó de las filas del marxismo a la configuración de un movimiento político activo de carácter nacionalista que tuvo su fermento en los padecimientos que la Primera Guerra Mundial le dejó en herencia a Italia. Fue un movimiento nacionalista semejante al surgido en Alemania por la misma época, que tuvo como inspirador al paranoico Adolfo Hitler; por supuesto, entre esos dos planteamientos o acciones nacionalistas habían sutiles diferencias producto de la condición muy particular de los dos conductores más sobresalientes: Hitler y Mussolini; este último tenía un temperamento más enérgico que lo mantenía en constante acción histriónica en busca de rimbombantes expresiones, como la que había estampado para su Movimiento político: “¡Creer, Obedecer, Combatir!”
Esa consigna, propia de todo genio político personalista, provenía de una síntesis interpretativa del pensamiento nacionalista del filósofo italiano Giovanni Gentile, en cuya fuente había abrevado Mussolini gran parte de sus conocimientos políticos. Gentile fue uno de los más destacados defensores del ideal ismo fascista. El Fascismo, que se establece más como una doctrina que como una ideología estaba constreñido, en su avance, a la voluntad y el accionar de Mussolini. El Fascismo surge dentro de las filas del Partido Socialista italiano y se consagra como un planteamiento de activa participación en la búsqueda de la revolución de clases antes que en la participación en la guerra (la Primera Guerra Mundial).
Después que Mussolini llega al poder da un giro en su postura y, ya en los asomos de la Segunda Guerra Mundial, se coloca al lado de Adolfo Hitler; empieza a consolidar su ambición de figura mundial y monta en Italia un régimen político que llamó diarquía: el Rey como cabeza constitucional y tradicional del Estado; el Duce, cabeza efectiva, es decir, ejecutiva y con licencia absoluta. Este régimen lo monto y sostuvo sobre amplias columnas propagandísticas, mediante la cual resaltaba un slogan fascista que hacía repetir incansablemente a sus huestes: “¡El Duce, corazón de la Patria!”.
BRISAS SUAVES
FRENTE A LOS fenómenos naturales, aun cuando debemos estar prevenidos, cabe un poco de resignación. Pero frente a los fenómenos culturales o establecidos por la mano del hombre, por lógica que sea la explicación, ningún argumento tendrá validez en la justificación de problemas ocasionados por ellos; sin embargo, en Venezuela está ocurriendo que por desidia, dejadez, sectarismo, abandono, improvisación en la gestión de gobierno, estamos padeciendo grandes calamidades públicas. Lo que está sucediendo en las cárceles venezolana, con su saldo diario de muertes, es estremecedor; lo que está sucediendo en la industria petrolera, con su profusión de accidentes laborales con su carga de muertes de trabajadores, es de terror; la manera como los puentes y las carreteras se deslizan hacia lo inservible compunge. Y todo porque el Gobierno ha priorizado más la pugna política que la atención a los problemas reales del país. Amuay: 28 muertos y 82 heridos es el testimonio más reciente del sectarismo intolerante…
NUNCA LOS TUVO, pero no se había demostrado. Los trabajadores de las industrias básicas de Ciudad Guayana fueron, en su mayoría, renuentes a enrolarse en el ejército de la revolución del Siglo XXI. Este domingo, dejan sentado que su compromiso es con Venezuela, en sus representaciones sindicales se reunieron con Henrique Capriles Radonski para subirse al autobús del progreso. Con esa adhesión de los trabajadores de Ciudad Guayana, Capriles amplia la ventaja sobre Chávez, en la zona, y Andrés Velásquez se consolida como próximo Gobernador…
A PROPOSITO DE los trabajadores de Ciudad Guayana, un día antes de que nuestro Presidente tuviera el teje y maneje con ellos, donde aceptó la imposición de discutir sus respectivos Contratos Colectivos, hizo un paseo por la zona de Morichal, y en improvisada rueda de prensa tuvo un altercado con un periodista de su propia línea. Sucede que en la ronda de preguntas, anunciaron de primero al periodista del diario Correo del Orinoco, medio de comunicación del Gobierno. El periodista le preguntó: “Señor Presidente, ¿en su reunión de mañana con los trabajadores de las industrias básicas de Guayana, va usted a tocar el tema de los Contratos Colectivo?”. La respuesta de del Presidente Chávez fue como para desternillarse de la risa, pero, a la vez, causa preocupación; así dijo: “Miren, ahí tiene a un representante de la oligarquía. Chico, por qué tú no me preguntas sobre la inmensa riqueza de petróleo que tenemos aquí bajo nuestros pies. No, él no pregunta eso porque es un auténtico representante de los periódicos de la oligarquía”. ¿Será que Chávez olvida que Correo del Orinoco pertenece exclusivamente al Gobierno?...
EN MI ANDAR por las calles en el carrito de Fernando, he oído, de personas que parecen conocer la materia, que un afiche de Chávez, de los colocados en los postes de luz eléctrica, cuesta más que un bombillo; sin embargo, muchos de esos postes donde están colocados los afiches, que son pagados con dineros del Gobierno, no tienen bombillos. Tal situación es una verdadera incongruencia…
CON GESTO DE comediante, el escritor inglés del Siglo XVIII, Oliver Goldsmith, expresó en una oportunidad: “Quién sólo busca el aplauso de los demás, pone su felicidad en manos ajenas”….
USTED VOLVERÁ a leerme.
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