sábado, 25 de mayo de 2013

Opinión: Un día de furia

Por: DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN

Ya lo decía un desencantado integrante de la izquierda francesa (Marc Saint-Upéry), en un principio, asiduo visitante de las “aldeas potemkin” chavistas, al señalar que el “socialismo del siglo XXI” no era otra cosa que “fraude intelectual”.

        Ahora bien, pasemos a considerar el legado de Chávez, que el heredero Maduro recoge junto a la “primera combatiente de la patria”. Y no voy a referirme a situaciones conceptuales sino a mi experiencia como ciudadano molesto ante tanta improvisación y mal hacer.

        Desabastecimiento: basta visitar cualquier establecimiento donde dispensan los alimentos para encontrarnos largas colas con personas desesperadas, previamente marcadas, para hacerse con un par de litros de aceite y cuatro de harina pan. Ni hablar de la ausencia del papel higiénico.

        Inflación: el llamado impuesto a los pobres y asalariados, hace estragos en las economías familiares más disciplinadas. Un profesor universitario: Titular y Doctor, tal es mi caso, debe hacer malabares con los 4.000 bsf que se reciben junto a una “cesta triste” que no traspasa el umbral de los 800 bsf. Dicho beneficio contrasta groseramente con los 10.000 bsf que los magistrados del TSJ se auto asignaron para poder comer bien.

        Corrupción: lo que fuera al principio la bandera altisonante de los alzados del 4 de febrero del año 1992 hoy luce completamente descolorida. Las recientes y escandalosas revelaciones del “sapo” Mario Silva revelan un Estado podrido dirigido por un Gobierno inepto donde el SENIAT, CADIVI y otros entes del Estado se roban la plata de todos los venezolanos.

        Inseguridad: luego de las 8:00 pm de cada día me recluyo despavorido en mi vivienda atendiendo el “toque de queda” impuesto por el malandraje urbano. Las policías a duras penas pueden hacer algo ante tantas fechorías, y a veces, les nace la tentación por intercambiar roles con estos.

        Apagones: el racionamiento eléctrico no redime, y nadie desde el Gobierno da la cara por los artefactos dañados y las incomodidades recurrentes. Si hemos escuchado, recientemente, al irresponsable de turno decir, que la solución es subir las tarifas. ¡Increíble! Se cogen los dineros públicos y al final es la ciudadanía quién paga los platos rotos. Una vez más: “la culpa es de la vaca”.

        Apartheid Político: hay ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda. Los “enchufados”, qué duda cabe, son los nuevos ricos de la patria. La meritocracia no existe, el valor del trabajo apenas, lo que cuenta es lograr estar bien relacionado con algún peso pesado dentro de las filas oficialistas.

        El legado de Chávez es una Venezuela irreconocible en el peor de los sentidos. Una Venezuela destruida en todos sus cimientos y bajo la conducción de unos irresponsables sin vergüenzas. Excluyo de estas consideraciones al pueblo chavista, honesto y sufrido, que de verdad creyó en una propuesta emancipadora que devino en fraude.

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