lunes, 29 de julio de 2013

Opinión: El conflicto universitario en un limbo

Por: DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN

Luego de dos meses de conflicto las negociaciones lucen hoy estancadas. El Gobierno no le para al “paro”, o por lo menos, intenta quebrarlo dándole largas a las exigencias de la FAPUV, sobretodo, lo que tiene que ver con las Normas de Homologación y la revisión de la nueva Convención Colectiva Única (CCU) que se hizo sólo con la representación gremial pro oficialista.

            El Gobierno, una vez más, persiste en su estrategia de socavar la disidencia, encuéntrese ésta donde se encuentre. Y para ello impone el rodillo en vez de la negociación. La FAPUV, la AVERU y la inmensa mayoría de los universitarios queremos recuperar la normalidad. Ahora bien, ¿Es posible entrar en tratos jurídicamente legítimos con quienes suplantan la vigente institucionalidad por otra de partido y facción? ¿Es posible tratar y acordar con un gobierno anti democrático? Por los vientos que soplan todo indica que hay dos lenguajes y dos gramáticas, aparentemente, irreconciliables.

            El Gobierno, financista de la Universidad, impone a lo bravo su modelo de gestión sin importarle la opinión de los universitarios. Mientras que los universitarios estamos resistiendo una ambición totalitaria de poder. En ésta pelea no gana el más fuerte, sino el más resistente, y de paso, al que le cabe la razón.

            La defensa del salario no es algo exclusivo de los universitarios, es una lucha en común junto a todos los asalariados del país que perciben dramáticamente como la inflación desbordada les afecta su calidad de vida. La defensa de la Autonomía universitaria no es una entelequia, sino toda una filosofía de vida, alrededor de valores y principios democráticos y libertarios que hacen de la Universidad un universo plural, independiente, y básicamente, anti poder.

            El Gobierno, actuando unilateralmente y ninguneando a los universitarios, aprueba una nueva contratación colectiva que vulnera “la intangibilidad y progresividad de los derechos y beneficios laborales”, Art. 89 de la Carta Magna. A su vez, mantiene la política de propiciar la anarquía y la ingobernabilidad entre los universitarios “homologando” a obreros, empleados y profesores en un mismo saco. La meritocracia es abolida y se impone la mediocridad junto al servilismo. Nos conceden un pírrico aumento y otros beneficios socios económicos a cambio de ceder nuestra Autonomía y pasar a depender del Ministerio del Trabajo, es decir, convertirnos en apéndices del Gobierno.

            El “Paro”, el conflicto, está más que justificado, no haberlo hecho hubiese sido un deshonor, con todo el costo que el mismo representa. Los universitarios queremos respeto y no un trato arbitrario y desconsiderado. El fin del conflicto hoy es una responsabilidad del propio Gobierno y éste debe entender que los universitarios, con todo y nuestras contradicciones, representamos un bastión en la defensa de una Venezuela libre.

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