Por: Santiago Bautista
Cada día que pasa la situación se vuelve más confusa. Los medios tratan de informar mientras que las redes sociales informan y desinforman de acuerdo con su óptica, a veces cargada de ideología y no siempre apegada a la verdad.El gobierno ha claudicado en su deber de garantizar la paz, la vida y la seguridad de todos los ciudadanos y una parte de la oposición politizó, en el sentido negativo de la expresión,las justas reivindicaciones de la población, particularmente de los estudiantes.
Las organizaciones no gubernamentales, especialmente las dedicadas a la defensa de los derechos humanos, tratan de alzar su voz contra tanto atropello, sin que se les preste atención de unos y de otros. Hay intentos serios y sinceros llamando a la reflexión, pero éstos son inconexos. El empresariado, las iglesias y algunos grupos culturales tratan de manera aislada hacerle ver al gobierno sus errores en lo económico, político y social pero sin fuerza convincente porque aún entre ellos hay división e incluso intereses políticos.Pero hay gente muy capaz y dispuesta a realizar este papel.
Llama la atención que las iglesias cristianas no sean capaces de unirse en una sola voz y ejercer una labor de mediación solicitada por toda la sociedad.
Esta mediación debiera ser contundente, capaz de señalar al gobierno los errores en que ha incurrido y sigue cometiendo, a los partidos que respeten la constitución y el sistema de alternabilidad que nos marcan las leyes y a los protestantes, en su mayoría jóvenes estudiantes que hay vías de solución sin pasar por la violación del derecho de los ciudadanos a circular por las calles, ir al trabajo, proveerse de los alimentos que necesita, acudir a los centros de salud y educación.
Mediar no significa dar la razón a uno y negándosela al otro. Hay que conseguir que ninguna de las partes tiene toda la razón y que tienen que corregir el rumbo. Por supuesto es el Estado el que tiene que poner el mayor esfuerzo de su parte para rectificar. Si no lo hace las contradicciones se agudizarán y entraremos en una espiral mayor de violencia y luchas fraticidas.
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