Opinión: Terror, hambre y corrupción

Por: Econ. ANTONIO JOSE RIVERA CHAVEZ
gueripeterojo@outlook.com

Este “Modelo Económico” esta precedido de las variables mas diversas pero para su implementación su esencia es el terror como arma ofensiva, encubierta a veces propia del militarismo el cual siempre opera en dos sentidos. Por un lado el de marchas, desfiles y recuentos de hazañas bolivarianas donde el civil se aparta para además con vuelos de aviones supersónicos, exhibición de misiles, etc recordarle su indefensión ante la artillería del Poder.

Todo eso en el marco de las alabanzas desde el Presidente “títere” civil. Y sobre todo la caravana de tanquetas, armas anti-motines y demás artefactos menudos para reprimir trabajadores y estudiantes. Cada gran fecha de la Patria no es un canto a la vida y la libertad si no todo lo contrario. Sin duda el hambre como otro elemento presente en un “Modelo” donde “ser rico (civil) es malo” se inocula a los mas pobres para en ultima instancia padecer de todas las miserias con masoquismo extremo en una obediencia apostólica hacia sus “neo-libertadores”lo cual se premia con alabanzas por su pasividad heroica y tonta ante el festín de los uniformados. No toda la defensa y justificación del modelo se debe al socialismo descubierto en un día cuando desde un País caribeño se recibieron “clases” de Política Económica como cartilla alienante coronada por una falsa travesía hacia el Mar de la Felicidad .Lo mejor de un Tesoro Nacional repleto de dólares era y es la corrupción hacia donde no se desplazan los equipos de fuerza exhibidos en calles y avenidas sino por el contrario los resguarda ante algún viento de honestidad que pueda penetrar hacia lo interno de la Administración Publica .Todo hijo de Bolívar tiene manos libres para el negocio con el Capital de los Fondos Públicos con la impunidad como baño bendito del cielo. Por cierto como las excusas son validas se dice que los corruptos son los adecos y copeyanos presentes en estos organismos a pesar de que el Modelo Improductivo duplico la nomina gubernamental y lo peor es que hay quien lo cree.

El Plan (y Peinilla) de la Patria ya observado por meses en la calle es el estuche donde se alberga este “Modelo Exitoso” para los corruptos y capitalistas foráneos mientras el hambre abarca ya a la otrora clase media dándose el caso que este salario mínimo no alcanza para el metabolismo endosomatico diario del consumo de alimentos necesarios para una vida saludable. El modelo se caracteriza por el temor hacia los disidentes pero también hacia el inversionista extranjero el cual no trae Capital si no existe una clara ganancia para el mismo así como normas jurídicas (Contratos) invariables a largo plazo. La eficiencia marginal del Capital no esta asegurada y por cuestión elemental ningún capitalista invertirá. Este modelo retrogrado no por razones astrológicas si no por perturbación mental de los “técnicos” cubano-venezolanos para este año ofrece entre sus logros una Inflación entre ciento cuarenta o ciento setenta por ciento lo cual no es remediable por la vía monetaria cuando seguramente el aumento de sueldo no pasara del treinta a cuarenta por ciento como compensación del deteriorado salario de los trabajadores. A esto se suma la escasez y otros puntos mas de inflación importada dado el grado de dependencia de los insumos desde el mas allá de los mares. Una calamidad general para todos los venezolanos con la exclusión de quienes viven de la miseria humana porque el Gasto (Político) corriente no va todo a los pobres ya que en el camino se queda un alto porcentaje en los bolsillos de la Nueva Clase dominante a la cual por cierto no le llegan las penurias si no que viven de ella.

En definitiva, la Economía, en cualquier aplicación debe regirse por la producción creciente, la Planificación y la racionalidad respetando el mercado y la base de funcionamiento del mismo con reglas claras para dar plena confianza al inversor y al trabajador. Todo esto mandado al cesto de la basura por la involución y aquí están las consecuencias como quien dice: ¡Coman mamey¡