jueves, 27 de noviembre de 2014

La eterna novia de Cumaná pide retomar las tradiciones y trabajar unidos

Por Dionely Duarte.-

Diasmina Ortiz de Amaundaraín, habla con vehemencia y pasión de la ciudad que la vio nacer hace 75 años,  y en la que  ha transcurrido  toda su vida para poder hablar con propiedad de esas tradiciones de antaño.

Su  atuendo  colorido  de dama antañona- que luce excéntrico y llamativo en la época actual – delata la nostalgia que siente Diasmina por esa época, cuando  colocaban banderas en las casas, se adornaban las calles, se realizaban desfiles,  se celebraba la llegada de los barcos y se oficiaba la santa misa en el aniversario  de la ciudad, tal como lo describe con la alegría que la caracteriza, que le ha proporcionado tantos amigos, como ajuares en su extenso closet.

Al evocar a la Cumaná segura, alegre, armónica, limpia, de gente amable, pide a sus habitantes actuales una conducta cívica para volver “a esos tiempos lindos”, cuando todos trabajaban unidos en procura de una obra importante para la primogénita.

Diasmina Ortiz se considera una vehemente luchadora, y relata que fue promotora- junto a otros cumaneses- del rescate de la casa natal Andrés Eloy Blanco, la construcción de la casa hogar San Vicente de Paul, la instalación de la Universidad Gran Mariscal de Ayacucho, entre otros proyectos. “Lo mío era pedir, pedir y pedir (….) todo lo que hacía era por Cumaná”, resalta.

Cuando fue electa la novia de Cumaná hace 37 años,  no se imaginó que portaría ese título para toda la vida. Lo ha sabido ejercer  sin pausa y con orgullo, en todos los acontecimientos importantes de la ciudad, acompañada por su eterno amor, Julio Amundaraín, con quien renovó votos 5 veces, en sus 50 años de matrimonio, en los que procrearon a Marialina Primera del Valle, Carmen julia III y Julio Agustín Segundo, quienes le han dado 4 nietos.

Con marcado regionalismo, alega que el estado Sucre lo tiene todo para ser una región pujante, “gas, el mejor chocolate de Venezuela, bellezas naturales y el rio manzanares”, en el que solía bañarse con frecuencia cuando niña, y al que desea  ver tan limpio como antes. Su  sentido de pertenencia y amor por la ciudad, le facultan para pedir a las autoridades competentes que preserven el casco histórico, al que considera “el más bello del mundo”.  “Cumaná se merece todo lo mejor”, puntualiza esta mujer  ejemplar  que le exige igualmente a los habitantes, que quieran a su terruño,  tanto como ella lo ha hecho durante toda su vida.
Diasmina Ortiz de Am aundaraín

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