Por: Econ. Antonio José Rivera Chávez
guaripeterojo@outlook.com
El viejo generador de caracteres de la Historia del socialismo perdido bautizo con poco tino la repetición fastidiosa de un orden social recurrente con el rimbombante calificativo de Siglo XXI marcado por su falta de ajustes en tiempos y espacios para timar la Utopía del hombre nuevo “reencauchando” una burocracia militar nada avanzada para el milenio para transcurrir con un marcado acento cuartelario ausente a la consecución de una ruta extraviada para la estructuración de un orden con “Libertad Totalitaria”donde la peinilla o plan de machete no acaricie las costillas del ciudadano para acallar opiniones.
El vuelo de la luz en el tumulto de la juventud se achicharra en el calor de las balas y perdigones para con paso redoblado erigir la estatua del pasado muy similar al sufrimiento de aquellos disidentes en cárceles de oprobio donde el palo va y viene maltratando la carne escudriñando lugares para extirpar rebeldías. Nada nuevo bajo el sol de estos oscuros amaneceres donde muchos despiertan bajo el canto represivo de los carceleros. Las mismas cosas unidas por colas de racionamiento, escasez, falta de Poder Adquisitivo, represión desde el desayuno a la cena para educar al pueblo hacia lo extraño de no poder escoger sus calorías al menú elegido por la mano experta del burócrata quien nos dirá cuantas libras de cada escuálido bien alimenticio debemos ingerir o cuantos gramos de jabón necesitamos para limpiar nuestra ropa. Un hombre nuevo en el redil de la obediencia.
Los almanaques se han deteriorado para retratarnos en mas de lo mismo por los mismos ineptos sin ninguna capacidad innovadora para ofrecerle al mundo una nueva forma de organizarnos donde la imposición sea método bestial para enarbolar el razonamiento como guía para la acción y no la penuria de criterios como presente desgarrador del hombre trabajador.
El socialismo del siglo XXI es inquisidor, abusivo y comunicador de viejos cuentos de cuartel vueltos a inocular al pueblo “bolivariano”. Nada novedoso para este siglo cuando además han encadenado en un futuro del pasado a Bolívar, con Marx y Engels con el añadido que el gran manipulador es Fidel Castro maestro de ceremonias de esta farsa socialista donde lo relevante es el culto a la personalidad y el dogmatismo como escenario para mantenerse en el Poder hasta que el pueblo aguante. Tal cual lo ocurrido en la Patria del socialismo “realista”. Han bautizado este fantasma de sociedad justa como algo del siglo. Viejos trapiches para nuevas zafras. Solo algo novedoso. El uso de la tecnología para la tortura sonica de las transmisiones del Jefe Cuartelario además del control a través de ellas de las actividades de cada venezolano en hasta sus demandas mas primarias a través de capta huellas que gravan el movimiento a fin de cuentas de todo el mundo de pobreza asistente a las necesarias colas para obtener hasta el “papel culero” (expresión cubana). Vivimos pues bajo la molestia de un Estado el cual interviene en todas nuestras actividades supuestamente para dosificar la suprema felicidad. Para concluir con clavos sobre la tumba de este proceso hay que añadir al expediente la inseguridad porque si algo tiene libertad en este sistema que lo hace nuevo para el siglo es la delincuencia en todas sus formas y la impunidad.
guaripeterojo@outlook.com
El viejo generador de caracteres de la Historia del socialismo perdido bautizo con poco tino la repetición fastidiosa de un orden social recurrente con el rimbombante calificativo de Siglo XXI marcado por su falta de ajustes en tiempos y espacios para timar la Utopía del hombre nuevo “reencauchando” una burocracia militar nada avanzada para el milenio para transcurrir con un marcado acento cuartelario ausente a la consecución de una ruta extraviada para la estructuración de un orden con “Libertad Totalitaria”donde la peinilla o plan de machete no acaricie las costillas del ciudadano para acallar opiniones.
El vuelo de la luz en el tumulto de la juventud se achicharra en el calor de las balas y perdigones para con paso redoblado erigir la estatua del pasado muy similar al sufrimiento de aquellos disidentes en cárceles de oprobio donde el palo va y viene maltratando la carne escudriñando lugares para extirpar rebeldías. Nada nuevo bajo el sol de estos oscuros amaneceres donde muchos despiertan bajo el canto represivo de los carceleros. Las mismas cosas unidas por colas de racionamiento, escasez, falta de Poder Adquisitivo, represión desde el desayuno a la cena para educar al pueblo hacia lo extraño de no poder escoger sus calorías al menú elegido por la mano experta del burócrata quien nos dirá cuantas libras de cada escuálido bien alimenticio debemos ingerir o cuantos gramos de jabón necesitamos para limpiar nuestra ropa. Un hombre nuevo en el redil de la obediencia.
Los almanaques se han deteriorado para retratarnos en mas de lo mismo por los mismos ineptos sin ninguna capacidad innovadora para ofrecerle al mundo una nueva forma de organizarnos donde la imposición sea método bestial para enarbolar el razonamiento como guía para la acción y no la penuria de criterios como presente desgarrador del hombre trabajador.
El socialismo del siglo XXI es inquisidor, abusivo y comunicador de viejos cuentos de cuartel vueltos a inocular al pueblo “bolivariano”. Nada novedoso para este siglo cuando además han encadenado en un futuro del pasado a Bolívar, con Marx y Engels con el añadido que el gran manipulador es Fidel Castro maestro de ceremonias de esta farsa socialista donde lo relevante es el culto a la personalidad y el dogmatismo como escenario para mantenerse en el Poder hasta que el pueblo aguante. Tal cual lo ocurrido en la Patria del socialismo “realista”. Han bautizado este fantasma de sociedad justa como algo del siglo. Viejos trapiches para nuevas zafras. Solo algo novedoso. El uso de la tecnología para la tortura sonica de las transmisiones del Jefe Cuartelario además del control a través de ellas de las actividades de cada venezolano en hasta sus demandas mas primarias a través de capta huellas que gravan el movimiento a fin de cuentas de todo el mundo de pobreza asistente a las necesarias colas para obtener hasta el “papel culero” (expresión cubana). Vivimos pues bajo la molestia de un Estado el cual interviene en todas nuestras actividades supuestamente para dosificar la suprema felicidad. Para concluir con clavos sobre la tumba de este proceso hay que añadir al expediente la inseguridad porque si algo tiene libertad en este sistema que lo hace nuevo para el siglo es la delincuencia en todas sus formas y la impunidad.
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