Por: Econ. Antonio José Rivera Chávez
guaripeterojo@outlook.com
El socialismo del Siglo XXI no resiste el bisturí de la decencia en ningún átomo de su forzada existencia gerenando el cultivo de la corrupción una gigantesca siembra de negocios turbios como sombra de lo improductivo sobre la Geografía Nacional. No hay recoveco de esta historia donde las manos depredadoras no estén afilando sus garras para darle el zarpazo a la honestidad desde donde saldrán nuevos ricas o ricos como pelucones o peluconas de una sociedad enferma.
En el caso de los condominios donde se supone no hay negocios dada su estructura familiar no son inmunes al flagelo nacional del “guiso”, la matraca o el negocito para inflar la viveza criolla como objetivo de vanidad personal. Es obvio que no es producto del socialismo del Siglo XXI el rebusque en los condominios pero si es de su incumbencia el avance desmedido de estas formulas para esquilmar a los vecinos. El “juego” del condominio como en todo el país se realiza en una pugna muchas veces hipócrita entre honestos vs. Corruptos pero en definitiva las ambiciones se descubren y el copropietario cae bajo la demagogia de los concursantes para apoderarse de los puestos productivos y vota para rebotar a lo largo del tiempo en desengaños. La estructura legal y las circunstancias catalizan positivamente a los amantes de la ley fundamental del guiso nuestro de cada día: El Contincoleo. En este caso al igual que desde el gobierno se habla de participación pero es farsa electoral comunitaria. De cuando en vez se hace una asamblea casi siempre con poca presencia de copropietarios donde un grupúsculo ya PRE determinado en la solución “optima” decide lo decidido y el Juan Pendejo del condominio solo le queda o sumergirse en la CIA ( Corriente Interna de Arrechera) o aprobar lo participado que en verdad es una orden. Claro esta sus propuestas son anotadas pero con las alas de lo innecesario obstaculizante y lanzadas al cesto de la basura en el pestañeo del proponente presente. Así transcurre parte del sistema vecinal donde la Contraloría Social es un chisme sin resultados.
Otro actor en este siglo XXI son las administradoras que se pegan como corronchos a la pecera y gozan una y parte de otra con los reales de los Condomitantes . Y mientras las Juntas de Gastos hacen compromisos con sobreprecios y le llega mas dinero a sus arcas mejor para ellos porque les importa nada si hay marramuncias o no. Los morosos inclusive hoy día forman parte dada la precariedad del sistema judicial del sistema del Guiso pues en algunos casos en lugar de ser demandados le pegan a la Consultoría Jurídica una cuota y otra porción va para la Junta para completar la estupefacción de los propietarios al día en sus pagos. Imagínense un condominio donde un ejemplar de la morosidad tenga nueve años con cinco meses sin pagar las mensualidades del condominio sin que pase nada. Claro hay operaciones. Potes de humo como dicen ahora para demandar al corrupto-moroso pero eso es pura cómica administrativa .Nunca llegan al final porque en ultima instancia se tranzan y todos los implicados reciben una cantidad de dinero y ya. Entonces los condominios en este relajo administrativo se cubren de deudas y de compromisos financieros para en un futuro no lejano quedar arruinados por efecto de la situación económica ya que nadie dejara de comer para pagar condominio y la cosa se hará de alta gravedad para entonces quedar en manos del Estado o el Municipio para resolverlos problemas. La autonomía se perderá y vendrán los tiempos de llorar en las Salinas de Araya por tanta indiferencia ante los corruptos.
En el reino de Guisolandia todo parece estar dispuesto para la corrupción y el dominio de la sociedad por las minorías dedicadas al rebusque mientras el trabajador temeroso a la reacción de la delincuencia calla y otorga. Por otra parte los políticos no hacen nada si no en el mejor de los casos denuncias al viento cuando por lo menos han debido reformar la Ley de Propiedad Horizontal para por lo pronto establecer el orden financiero en estos procedimientos que lo validan todo y no establecen controles efectivos sobre los corruptos.
guaripeterojo@outlook.com
El socialismo del Siglo XXI no resiste el bisturí de la decencia en ningún átomo de su forzada existencia gerenando el cultivo de la corrupción una gigantesca siembra de negocios turbios como sombra de lo improductivo sobre la Geografía Nacional. No hay recoveco de esta historia donde las manos depredadoras no estén afilando sus garras para darle el zarpazo a la honestidad desde donde saldrán nuevos ricas o ricos como pelucones o peluconas de una sociedad enferma.
En el caso de los condominios donde se supone no hay negocios dada su estructura familiar no son inmunes al flagelo nacional del “guiso”, la matraca o el negocito para inflar la viveza criolla como objetivo de vanidad personal. Es obvio que no es producto del socialismo del Siglo XXI el rebusque en los condominios pero si es de su incumbencia el avance desmedido de estas formulas para esquilmar a los vecinos. El “juego” del condominio como en todo el país se realiza en una pugna muchas veces hipócrita entre honestos vs. Corruptos pero en definitiva las ambiciones se descubren y el copropietario cae bajo la demagogia de los concursantes para apoderarse de los puestos productivos y vota para rebotar a lo largo del tiempo en desengaños. La estructura legal y las circunstancias catalizan positivamente a los amantes de la ley fundamental del guiso nuestro de cada día: El Contincoleo. En este caso al igual que desde el gobierno se habla de participación pero es farsa electoral comunitaria. De cuando en vez se hace una asamblea casi siempre con poca presencia de copropietarios donde un grupúsculo ya PRE determinado en la solución “optima” decide lo decidido y el Juan Pendejo del condominio solo le queda o sumergirse en la CIA ( Corriente Interna de Arrechera) o aprobar lo participado que en verdad es una orden. Claro esta sus propuestas son anotadas pero con las alas de lo innecesario obstaculizante y lanzadas al cesto de la basura en el pestañeo del proponente presente. Así transcurre parte del sistema vecinal donde la Contraloría Social es un chisme sin resultados.
Otro actor en este siglo XXI son las administradoras que se pegan como corronchos a la pecera y gozan una y parte de otra con los reales de los Condomitantes . Y mientras las Juntas de Gastos hacen compromisos con sobreprecios y le llega mas dinero a sus arcas mejor para ellos porque les importa nada si hay marramuncias o no. Los morosos inclusive hoy día forman parte dada la precariedad del sistema judicial del sistema del Guiso pues en algunos casos en lugar de ser demandados le pegan a la Consultoría Jurídica una cuota y otra porción va para la Junta para completar la estupefacción de los propietarios al día en sus pagos. Imagínense un condominio donde un ejemplar de la morosidad tenga nueve años con cinco meses sin pagar las mensualidades del condominio sin que pase nada. Claro hay operaciones. Potes de humo como dicen ahora para demandar al corrupto-moroso pero eso es pura cómica administrativa .Nunca llegan al final porque en ultima instancia se tranzan y todos los implicados reciben una cantidad de dinero y ya. Entonces los condominios en este relajo administrativo se cubren de deudas y de compromisos financieros para en un futuro no lejano quedar arruinados por efecto de la situación económica ya que nadie dejara de comer para pagar condominio y la cosa se hará de alta gravedad para entonces quedar en manos del Estado o el Municipio para resolverlos problemas. La autonomía se perderá y vendrán los tiempos de llorar en las Salinas de Araya por tanta indiferencia ante los corruptos.
En el reino de Guisolandia todo parece estar dispuesto para la corrupción y el dominio de la sociedad por las minorías dedicadas al rebusque mientras el trabajador temeroso a la reacción de la delincuencia calla y otorga. Por otra parte los políticos no hacen nada si no en el mejor de los casos denuncias al viento cuando por lo menos han debido reformar la Ley de Propiedad Horizontal para por lo pronto establecer el orden financiero en estos procedimientos que lo validan todo y no establecen controles efectivos sobre los corruptos.
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