viernes, 20 de mayo de 2016

Opinión: El decreto disolvente y el pensionado heroico

Por: TONY RIVERA CHAVEZ
profetanoskagamus@yahoo.com

En traje de baño estilo Tarzan se sumerge el Pensionado Heroico en el Océano de la Felicidad de los recuerdos del pasado democrático rebobinando el video de un insecticida donde se decía que el tal producto por su característica residual “las mata y remata y no queda ninguna”. Así parece ocurrir con estos Decretos elaborados en el Palacio de Miracolas llamado en el pasado Miraflores y si acaso en el jardín presidencial las únicas flores marchitas son las del apellido de la Primera Combatiente.

El asunto es que este proceso de cambio (de bolívares por dólares para los enchufados) se la han dedicado en especial a la gente de la Tercera Edad a la cual “ni lavan ni le prestan la batea”cuando alguien en este mundo cruel se le ocurre hacer alguna acción compensatoria a sus penurias y escasez. Ni desde el exterior ni aquí mismo el gobierno acepta el salvavidas para el naufrago Juan Pendejo al cual lo han condenado a la pena capital a través del consumo a gotas del veneno de la amargura que como se sabe a la larga aniquila y mata el espíritu y la materia. Pareciera la reencarnación de Boves con un Decreto de Guerra a Muerte hacia los viejos por haber trabajado toda una vida visto que se promueve la vagancia, el ocio y el contincoleo de los Fondos Públicos. Solo un diputado con garra y haciendo honor al apellido ha dejado claro y sin vista a la pandilla burocrática con el uso de la calculadora y el Presupuesto Nacional para señalar con clara matemática que hay real suficiente para mitigar la carrera hacia la tumba a tanta gente necesitadas. Sin embargo no tardo la molestia “a la cabra” en enseñorearse sobre la cabeza del Comandante en Jefe para que le dijera hasta el mal de morirse al conciente asambleísta. Y fue tal lo precisado por el defensor de los abuelos que sentencio: “Si dejan de robar por seis meses sobraran recursos” para darle el Bono de comida y medicinas a tanta gente en trance indigente. Mayor verdad asusto al gabinete en pleno que con seguridad y porsia deben haber acelerado la raspada de la olla ante tal anuncio de Guerra contra el Derecho de los vivianes de postin de sacarle el jugo a los cargos.

Mientras el Pensionado Heroico busca con esperanza el ultimo aumento y se dirige al Súper-Mercado donde sicopateado por la Caja Registradora cuando paga oye la carcajada atronante del anima del “Socialismo Burlón” para atormentarlo con un saldo negativo luego de la escuálida compra resumida en un kilo de pollo, plátanos y unas chayotas donde el cacareado aumento es insuficiente para el naufragio nuestro de cada mensualidad. Al lado oye la voz del Jefe del Destacamento que cuida las colas conocido como el Coronel BotasLisas diciéndole a su novia la Sargenta Chamizas que prepare la tanqueta porque llego Harina Pan,Café,Azucar,Pasta,Arroz y Leche . La CIA (corriente interna de arrechera) le afloja la lengua al Pensionado Heroico y dice en voz alta:¡ El bachaco fundilluo se viste de verde y yo estoy verde de la arrechera¡. ¿Cómo? le dice el uniformado a lo cual le dice:¡ Lo que oistes¡. Enseguida el trato preferencial para la Tercera Edad no se hace esperar y el Coronel Botaslisas ordena: ¡Llevense a este vejestorio y le levantan un expediente por traidor a la Patria y el honor militar¡. Replica el Pensionado: Se te divisa lo corrupto pero el honor lo llevas escondido. Nueva orden: Cabo Tercero acúselo de terrorista y busque una mochila de Bombas Molotov y retrátenlos a los dos. Por alza’o. Y si sigue con la protestadera lo ponen como el Jefe de la Banda de los Abuelos de Lucifer.

El Pensionado Heroico humillado por la Fuerza Armada pero no vencido grita desde el cerco: ¡Al REVOCATORIO VOY¡ Surge entonces el nerviosismo entre todos los uniformados y el Coronel con voz temblorosa dice: Suelten a ese caballero. Ni de vaina lo dejo preso. Ese REVOCATORIO no pierde con nadie. Libre el pensionado conjuga el verbo: Yo revoco, tú revocas, todos revocamos. Desde un quiosco cercano se oye una voz que le dice: Más na.

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