Por: Luis Martínez
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@luisjosemart
La mayoría de nuestros coterráneos no logran entender como esta tierra ha llegado a tal grado de deterioro. La primogénita del continente esta como detenida en el tiempo, penando por una mejor atención y un mayor desarrollo urbano. Igual sucede con el resto de nuestras ciudades. Decir que Sucre cuenta con innegables condiciones para su desarrollo, ya es lugar común para todo el que quiera ofertar propuestas de desarrollo. Generándose, al final, un perverso ciclo que, cada vez más, detiene su avance. Las posturas demagógicas siempre han estado presentes y, al final, la gobernación y las alcaldías terminan siendo mal administradas, presas de una desaforada corrupción, sin objetivos ni planes que apunten a crear una plataforma para el desarrollo productivo del estado.
Los gobernantes que hemos tenido (con algunas excepciones de cortos periodos de gobiernos) no miran más allá de sus narices. Ninguno ha gestionado recursos más allá del presupuesto. No han buscado alianzas con sectores privados para aumentar inversiones productivas. No han planteado a las instancias correspondientes proyectos o propuestas que permitan el logro de financiamientos mediante leyes de crédito público o acuerdos internacionales (con el aval de cancillería) para obtener importantes recursos en infraestructura o propuestas educativas y culturales. Nuestros gobernantes, simplemente se solazan en el cargo, tal como si se hubiesen ganado un kino. Eso, definitivamente tiene que cambiar, para que el pueblo de Sucre transforme el enorme potencial que posee, en la energía suficiente para apuntalar el desarrollo de nuestra región. Permítanme esbozarle ligeramente cinco propuestas en el área productiva contenidas en nuestro programa de gobierno.
Primero. Educación para la productividad. La educación es la base de cualquier desarrollo. En ello deben maximizarse los esfuerzos de cualquier gobierno que pretenda transformar el estado actual. La capacitación de nuestra gente, mediante el estimulo al emprendimiento, la innovación; las ideas e iniciativas que busquen generar productividad, son la clave para forjar desarrollo.
Segundo. Estado promotor. Promoción y organización del estado turístico. La base fundamental está en la consolidación progresiva de los servicios y toda la infraestructura vial, urbana y extra urbana que fortalezca centros pilotos esparcidos por toda la geografía sucrense. Atraer y facilitar la inversión privada de grandes, medianos y pequeños capitales. Promover fondos sociales para el trabajador turístico y garantizar la seguridad de los ciudadanos.
Tercero. Estado garante del agricultor. A nuestros campesinos y productores del campo hay que construirles buenas vías de penetración que conecten al campo con los centros urbanos. Hay que garantizarles créditos y capacitación para un manejo eficiente del negocio agrícola. Proponemos la construcción del gran mercado de mayoristas que sirva de bisagra entre el productor del campo y los grandes compradores, tanto de industrias como de abastecedores de mercados de detallistas. Atraer y facilitar la inversión de capitales privados en fábricas que procesen nuestros productos de mayor potencial.
Cuarto. Estado potencia pesquera del país. La actual ley de pesca hay que reformarla. El papel del gobierno es garantizar el cumplimiento de la ley, no el de destruir lo que con tantos sacrificios ha sido útil para muchos sucrenses. Hay que estimular el resurgimiento de flotas pesqueras que se asienten en nuestro terruño y generen empleos para nuestra gente. Al pescador artesanal hay que darle créditos, a la vez que se capacite para que administre con eficiencia su actividad productiva. Promover la organización social y familiar del trabajador del mar. Abrir las compuertas a la inversión de industrias y empresas del sector privado que potencien el área pesquera y sientan un entorno seguro para sus inversiones.
Quinto. Creación de Corposucre. El nuevo gobierno de Sucre tiene que retomar los grandes proyectos de infraestructura que otrora fueron bandera de un cambio profundo en nuestra región. Desde la definitiva construcción de la autopista AJS, hasta el puerto de aguas profundas en la península de Araya, deben ser objetivos primerísimos de una eficiente gestión pública.
Con la implementación de estas propuestas, perfectamente se pueden generar mas de treinta y cinco mil empleos en nuestro estado. Ni la falta de recursos, ni el menosprecio del centralismo pueden ser obstáculos para nuestro desarrollo. Y todos estos proyectos son viables y necesarios. Negarnos a ellos es minimizarnos y menospreciarnos. El pueblo de Sucre siempre ha sido grande. Muchos sucrenses emigrados, han ayudado a engrandecer otras regiones. Eso hay que cambiarlo. Extiendo mi mano al pueblo sucrense. Si es posible la transformación. Por eso aspiro dirigir el gobierno de Sucre.
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