lunes, 11 de marzo de 2013

Opinión: Nueva gramática política

Por: DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN
DIRECTOR DEL CENTRO DE ESTUDIOS HISTORICOS EN LUZ

El momento presente, luego de los actos fúnebres, se nos torna un tanto sombrío y lleno de incertidumbres. Todo va a depender del respeto al hilo constitucional, el comportamiento de las Fuerzas Armadas y las posiciones “responsables” de los principales voceros políticos, muy especialmente, de la dirigencia chavista. La injerencia internacional, ya sea de parte de Cuba, Estados Unidos u otro factor, no debería contribuir a desestabilizar la precaria situación del momento actual. Llenar el vacío político que Chávez dejó luego de su muerte junto a los referentes de autoridad, legalidad y orden, es el gran reto de la clase política venezolana.

Hoy, la agenda política venezolana, pasa por una profunda reflexión alrededor de los intereses “mancomunados” que tenemos todos los venezolanos en la construcción de una sociedad de justicia, libertad y progreso dentro de una democracia moderna que nos permita vivir en paz. Y esa aspiración, debe propiciarse, a través de un sincero dialogo nacional entre los partidarios del presidente Chávez y quienes le han adversado. Una nueva gramática política debería empezar a construirse, y una de sus principales premisas, es el dialogo, el respeto, la tolerancia, y sobre todo, la paz.

Qué bueno hubiese sido que Nicolás Maduro, ungido como el sucesor, como si de una Monarquía se tratase, hubiese apostado, como primera medida, por una amnistía general hacia todos los presos políticos y personas en el exilio. El gesto le hubiese engrandecido como líder de dimensiones históricas y no como el subalterno prisionero de actitudes sectarias y dogmáticas. Repetir los viejos esquemas basados en la confrontación, hoy nos lucen inconvenientes.
La reinvención de la política debe darse alrededor de la pluralidad y la alternabilidad. Los proyectos hegemónicos son contrarios a la Democracia. La ciudadanía debe recuperar protagonismo a través de las instituciones que le representan. Reconstituir la institucionalidad y volverle a conferir protagonismo a la sociedad civil es un imperativo. Los procesos electorales futuros tienen que darse bajo la premisa de la credibilidad y confianza alrededor del ente arbitral. El ventajismo y la sola sospecha  de fraude deben erradicarse por completo.

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