Por: JOSE ISIDRO CORDERO
Los técnicos y consejeros económicos venezolanos hablan induciendo la idea del necesario trasvase de los recursos monetarios, producto de las utilidades o “aguinaldos” de fin de año, desde las cajas de pago hacia las cajas de ahorro. Sería un gesto muy loable si los trabajadores pudieran cruzar esa línea, pero en una economía inflacionaria, signada por el desabastecimiento; además, con niveles salariales bajísimos, quién puede disponer de remanentes para enviarlos al sistema ahorrativo. Nadie, salvo los propensos a extremadas limitaciones, puede accionar en ese sentido.
Los consejeros económicos no desconocen esa realidad limitante de la acción ahorrativa, pero, como la situación de un médico frente al caso de un paciente con enfermedad terminal, al cual no deja de administrarle medicamentos, igual los consejeros se aferran al criterio de la urgente necesidad de orientar hacia el ahorro como fórmula adecuada para sustentar un proceso de prosperidad. Universalmente se tiene al ahorro como la vía más expedita para establecer un sano sistema de inversión. Los ahorristas están en condiciones de consolidar, por propia iniciativa o por conducto de la intermediación (bancos), una estructura industrial, empresarial y comercial en cuya plataforma tenga auge un robusto plan de empleo y de oportunidades para amplios sectores de la población. Desde este punto de vista el ahorro viene a ser un elemento de primer orden para el logro de la liberación económica de las personas, porque al convertirse en sostén del proceso industrial bajo rectoría del sector privado de la economía, rompe el esquema populistas del clientelismo, muy apreciado por los gobiernos debido a la fuerza coercitiva generada para grajearse voluntades de apoyo.
Los técnicos aconsejan “ahorrar parte de las utilidades como una suerte de “colchón” para poder atender el alza de precios de bienes y servicios que analistas pronostican para 2015”. Ellos, de acuerdo al comportamiento de los factores económicos del año presente, deducen y lo divulgan, una inflación de los tres dígitos; es decir, de cien por ciento y más; dicho en forma más precisa, lo precio de un producto hoy, será el doble a mitad del próximo año. Aquí es donde surge el gran drama. ¿Cuál es el estímulo para impulsar en un trabajador venezolano la tendencia al ahorro, si vive en una sociedad donde, desde las esferas del poder político gubernamental, se frenan, de alguna manera, las iniciativas industriales productivas auspiciadas por el sector privado? No se visualiza tal estímulo. Tengamos presente, si el trabajador ahorra y deposita en banco, al instante comienza a empobrecerse, porque jamás los bancos alcanzaran el galope de la inflación. Si el trabajador se inclina por adquirir bienes, aun cuando sean de consumo, la escases le pone trabas. Si el trabajador, en busca de salvar su dinero, le pone le ojo a un inversión en bienes transables, por ejemplo, un bien inmueble, la idea del arrebato sin fórmulas de juicio, lo para en seco. Sin embargo, algo se debe hacer para salvar el dinero ganado con mucho sacrificio.
BRISAS SUAVES
COMO SI SE LE adelantan al sociólogo y demógrafo Freddy Pérez, quien viene estudiando la composición demográfica del estado Sucre (con método factible de ser aplicado a todo el país) en cuanto al peso de ciertos niveles etarios determinados por él, y con proyección al año 2050. Maolis Castro, en un trabajo publicado este domingo en El Nacional, dice: “Venezuela no ha sido planificada para el envejecimiento activo de su población. En menos de cuatro décadas, 22% estará compuesta por adultos mayores porcentaje similar al de Europa y aún no se consolidan proyectos para asistirlos”. Por esa vía de conocimiento ya anda transitando Pérez. Pongo un ejemplo indicativo: Mi amigo Elio Rodríguez, el papá de los helados, acaba de cumplir 70 y se desplaza y brinca con soltura de un hombre cuarenton…
EL SUCRENSE WILLIAM FARIÑAS, militar de profesión, le ha soltado a Carlos Croes, en el programa Diálogo Con…, una perlita rutilante. Le dijo: “Jamás encontrarás un militar venezolano haciendo campaña electoral”. ¿Y aquellos desgañitados gritando: ¡Patria, socialismo o muerte! No proferían un slogan de campaña electoral? Al instante, el propio Fariñas, cuya condición de militar sigue ostentando, se desdice, cuando a otra pregunta del entrevistador, manifiesta: “Este año, en sus primeros meses, hemos vivido un período de desestabilización y terrorismo, llevado a cabo por la oposición venezolana”. Eso, además de infundio, es campaña electoral…
LA IGLESIA CATÓLICA sigue su prédica. Por boca de Monseñor Diego Padrón, presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, dice que el principal objetivo del diálogo reclamado por el país, es el bienestar colectivo; y enfatiza: “Con una agenda que contenga puntos muy precisos. El diálogo supone tratar temas de interés nacional para llegar a conclusiones, acuerdos y cambios. Si el diálogo no trae cambios concretos no tiene sentido”. Ese optimismo de la Iglesia, quiera Dios, contagie al Gobierno…
FUERON MUY ENTUSIASTAS todas las reuniones populares congregadas por María Corina Machado durante jueves y viernes en Cumaná. Por cierto, la gente del PSUV da muestras de temor frente a la oposición en la calle, y eso los lleva a ejecutar actos infantiles de muy mal gusto: quisieron boicotear el acto de María Corina en La Llanada poniendo cerca, a las 6 de la tarde, un mercadito y camiones con parlantes a alto volumen, aun así, la gente fue a escucharla…
SI EL GOBIERNO cumple, la gente tendrá a tiempo su dinerito para las compras navideñas. El Gobierno se ganará unos puntos al entregar el dinero, pero les zumbaran los oídos, por la cantidad de mentadas, cuando los poseedores no encuentren productos para la compra…
USTED VOLVERÁ leerme.
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